Estreno elegante y enormemente expresivo en el Solo técnico del campeonato del Mundo de natación sincronizada y buen arranque con Paula Ramírez
Elegante. Enormemente expresiva. Ona Carbonell apareció en escena brillante con su coreografía The Snake —La Serpiente— en el campeonato del Mundo FINA de natación sincronizada de Budapest. Embriagador ejercicio de Solo técnico de la nadadora catalana para arrancar una nota de 92.389 al jurado. Ganó a la rusa Svetlana Kolonesnichenko en expresividad, tan característica en Ona, y como poco se le con escamas plateadas este sábado, aunque, obviamente, luchará por el oro.
La figura serpenteante de la nadadora, capitana además de la selección española, emergió en busca de presa en las aguas del Danubio. Más que una expresión, fue toda una realidad de que Ona, figura mundial, dispone de una rutina técnica donde la coreografía es un canto a su propia esencia, enroscada en sí misma como una pitón que surge de la nada para sincronizar en torno a un eje que se levanta esplendoroso y que tuvo un gran reconocimiento de los jueces, también de entrenadoras, rivales y públivo asistente.
Si bien es verdad también que los 94 puntos obtenidos previamente por la rusa Svetlana Kolesnichenko marcaron definitivamente la preliminar, Ona no se amilanó y peleó su colchón matemático —mejorando su puntuación de Kazan 2015— respecto a la japonesa Yukiko Inui, a la que tiene tomada la referencia. Y, además, la gran Anna Voloshyna (UKR) está fuera de las medallas.
«Me he notado muy bien en el Solo, he podido expresar y sentir mi historia, que es la de una serpiente, y me he notado en el papel durante todo el ejercicio, controlando muy bien los elementos técnicos y sabiendo crecerme en la parte artística», explicó Carbonell a la RFEN tras el ejercicio.
Estreno mundial de Ramírez
La presencia de Carbonell en el agua fue más extensa. Se extendió con Paula Ramírez, que está enlazando a la perfección con su compañera, en el Dúo. Quintas en la preliminar por detrás de Rusia, China, Ucrania y Japón. Debú inolvidable y necesario para Ramírez: «Necesitaba este primer contacto para quitarme esos nervios y esa adrenalina que a veces es buena, pero que a mí me pone un poco temblorosa. Pero lo he disfrutado muchísimo porque además Ona me da una seguridad que la noto en el agua. Creo que lo podemos hacer mejor, siempre se puede hacer mejor, pero estoy satisfecha, sobre todo».
«Nos hemos sentido bastante sincronizadas, hay cosas a corregir pero hay que nadar a muerte e ir a por ello. Nos comprementamos bien, somos un dúo sólido y nos vendrá bien para el futuro», subrayó Ona Carbonell.