La balonmanista valenciana vive su primera vivencia en la División 2 de Francia con el Aunis HB La Rochelle Perigny y cuenta en una entrevista para Visibilitas su experiencia
Decidió emigrar a Francia. Competir en otro balonmano. Aprovechar la oportunidad de seguir creciendo y al tiempo vivir una experiencia. Quizás un cambio de aires necesario para progresar personalmente en las pistas. Lo que no cambia en Sheila Segura Grau (Ribarroja, Valencia, 22/8/1993) es que siempre proyecta garra y velocidad y latigazos de brillante balonmano y ese toque indomable que la hace diferente. Tres años atrás, cuando la conocí, ya tenía alma de Guerrera. Y sobradamente la sigue teniendo. Llegará el momento de la llamada para la selección española absoluta.
Por lo pronto, el pasado verano salió de la Liga Loterías, acabó su etapa en el Handbol Canyamelar Valencia, y fichó por el Aunis HB La Rochelle Perigny, de la segunda división francesa, que en todo caso cuenta con un nivel competitivo altísimo. Y ahora ya acumula meses. Los de la adaptación. Los de conocer el lugar donde desarrolla su nueva vida. Los de conocer suficientemente el club por el que juega. Tiempo para hacer balance. Segura atiende a Visibilitas en una entrevista en la que repasa la primera parte de la temporada que ya ha vivido y saboreado en Francia.
«La verdad es que nunca imaginé que mi primera salida de España hubiera sido tan buena. Puedo decir que la experiencia está siendo fantástica», cuenta la central valenciana, al tiempo que significa respecto a cómo vive el balonmano en pistas galas que lo hace «de una manera muy diferente y muy bonita. Estoy disfrutando del balonmano como hacía tiempo que no disfrutaba. Me pasaría el día en el pabellón entrenando, porque tengo la sensación de aprender más cada vez que estoy en él».
Indudablemente allí experimenta una nueva vida. Otra cultura respecto al deporte, pero también lo hace con las sensaciones de estar lejos de casa —su nueva vida está en la fachada francesa al Atlántico en la región de Nueva Aquitania— y de su gente: «Ha cambiado todo. Desde mi día a día hasta la forma de ver el balonmano. En España, vivía en casa con mis padres y teniendo a toda la gente que quiero cerca. En cambio, aquí estoy lejos de todos y teniéndome que ocupar yo de todo. Por otro lado, en cuanto a la universidad, estudiar a distancia siempre es más difícil y sacrificado puesto que pocas veces te apetece ponerte a ello. En cuanto al balonmano… es un mundo aparte».
«Ha cambiado todo. Desde mi día a día hasta la forma de ver el balonmano»
Consumida ya la primera parte de la temporada, la que se fue desarrollando hasta el largo parón obligado por el Europeo femenino y las fiestas navideñas, analiza su rendimiento en el Aunis y subraya que «mi nivel de participación está siendo muy buena. El entrenador confía en mí y estoy teniendo muchos minutos. Además, los números han sido buenos. Es cierto que empecé muy bien y después bajó un poco mi rendimiento, pero estoy contenta con el trabajo» y expresa en cuanto a si se siente más o menos importante en el equipo que «en un deporte colectivo todos los miembros somos importantes; aquí estoy jugando de central así que de una manera u otra soy la ‘cabeza del equipo’».
Sheila concreta que «tengo la sensación de aprender un poco cada día: el nivel de juego; la velocidad a la que se juega; la exigencia de las compañeras, de la liga o las mías propias hacen que sí o sí pienses más rápido, actúes con menos tiempo de reacción y des un poco más de ti. Todo eso te hace crecer de una manera u otra».
La balonmanista de Ribarroja, que cuando empezaba en este deporte ya tenía como referencia a Marta Mangué, apunta respecto a lo que aporta a su equipo que «es un poco de locura como hago allá donde voy (sonríe). Pero en aspectos deportivos creo que puedo aportar con mi velocidad, aspecto importante en el equipo y en la liga en general».
El Aunis HB La Rochelle Perigny es cuarto en la División 2 femenina francesa con 19 puntos tras nueve jornadas. «Al equipo lo veo bastante fuerte. Empezamos muy bien, tuvimos un pequeño bache, pero volvimos a levantarnos antes del parón. Espero que con la reanudación de la liga sigamos creciendo y yendo hacia arriba. Tenemos por objetivo mejorar la posición del año pasado —décima—, pero que podemos pedir un poco más al equipo y estar entre los seis primeros puestos».
Es la primera campaña de Sheila Segura fuera de España —jugó en Cementos La Unión, Elda Prestigio y Canyamelar Valencia—, y en el Aunis se siente cómoda, evolucionando, recibiendo un buen trato del club y no se plantea nuevos cambios: «De momento, y si todo sigue como hasta ahora, me gustaría quedarme aquí, pero todavía no he pensado nada. Mejor ir día a día y cuando se acerque el final de temporada ver qué opciones hay».
Antes de fichar por el Aunis jugó en el Cementos La Unión, Elda Prestigio y Canyamelar Valencia
Cuenta de las vivencias que ya acumula en el último medio año en Francia que «me quedo con todo en general, porque de momento todo ha sido bueno. Todo me ha aportado cosas positivas para seguir. Me ha sorprendido la cantidad de gente que viene a vernos jugar; vayas donde vayas el pabellón siempre está lleno. Y eso es una de las cosas que más envidio. Ojalá en España nos siguiera tanta gente».
Sheila encuentra paz en lo personal y competitividad en su experiencia en deportiva: «Mi vida aquí está siendo tranquila; la verdad es que nada dura. Tengo bastante tiempo para todo, porque por las mañanas entrenamos dos veces a la semana y el resto las tengo libres. Puedo ocuparme de la casa, de estudiar e incluso con el buen tiempo salir a pasear… Tengo tiempo para poder llevar los estudios, la cosa es que ganas no hay muchas (sonríe), pero se tiene que hacer, poco a poco aunque sea». La calma en su vida contrasta con el hecho de que el balonmano francés disfruta hoy del nervio guerrero de Segura.
«Me ha sorprendido la cantidad de gente que viene a vernos jugar; vayas donde vayas el pabellón siempre está lleno»