La centrocampista del Barcelona y de la Selección española repasa con Visibilitas su historia, su esencia, los fundamentos que le hacen ser una referencia
Refrenda enormemente el valor de la experiencia. Más importante es para ella lo que ha aprendido y crecido en sus adentros por el camino que lo que ha logrado en el fútbol —sólo tiene 26 años, pero lleva once en la máxima categoría entre España, Estados Unidos e Inglaterra—. Y no es poco lo que ha ido metiéndose en su zurrón de los éxitos. Pero lo que dice, reflejado cálidamente en su mirada cuando cuenta su historia, acoplando las manos a una taza de café con leche, repasando tranquilamente con respuestas lo que de la conversación se va generando, se enmarca totalmente en un discurso, el suyo, en el que confiesa haber superado miedos y debilidades traducidos hoy en fortalezas; en el que subraya que su arraigo siempre estará en su familia y amigos de siempre; en el que significa que ama la sencillez.
Vicky Losada Gómez (Terrassa, Barcelona, 5/3/1991), futbolista referencia del Barcelona y de la Selección española, es así en esencia. En un campo se expresa con una excelente visión de juego, una incuestionable calidad, por su buena relación con el gol, y, ganado con el tiempo, por un generoso despliegue físico. Habitual en la zona de creación del centro del campo, si embargo, asegura que «lo que mucha gente no sabes es que me gusta mucho jugar de 6».
El fútbol es el marco en el que brilla y se hace visible. Pero la esencia, el quién es, resulta aún más interesante: «Soy una persona súper sencilla. Mi familia es lo primero. El fútbol me ha dado mucho en mi vida como los valores aprendidos, el poder viajar y conocer otros países o aprender un idioma, incluso una estabilidad económica desde los 18 años. En todo caso, si algo considero muy importante es que creo que nunca voy a perder la humildad y siempre voy a tener los pies en la tierra; eso lo sé».
El grupos por encima de todo
Predica y practica el no dejar nunca de saber cuáles son las raíces de uno. Un fundamento más bien vital. Y respecto a lo suyo, al fútbol, refuerza la idea de la importancia de pertenencia a un grupo, de que prevalezca esto por encima de los egos. Desde luego, un pensamiento sensato en tanto que se trata de una disciplina de equipo. Una idea, sin embargo, que no es difícil que se evapore, pero que Losada ha sabido ir atando fuerte con el paso de los años y de la experiencia.
Reflexiva en sus consideraciones, la centrocampista catalana subraya meridianamente su pensamiento: «Para mí el fútbol es importantísimo y estoy al ciento por ciento. Pero la vida es mucho más que fútbol. Desde mi punto de vista, es tu familia, que esté sana, es la salud, es formar una familia cuando llegue el momento… Voy creciendo y me doy cuenta de que esto pasa volando, de que tengo que aprovecharlo. Quizá antes podía decir: ‘El fútbol es mi vida’. Y ahora digo que es una parte de mi vida y me ayuda en élla, que es muy diferente. Voy asimilando que, aunque evidentemente me quedan muchos años, el fútbol se acabará y hay más cosas».

¿Cuáles es la impronta que espera poder estar proyectando? «La humildad está por encima de todo, que es algo que hoy en día se pierde muy rápido. No me paro a mucho a pensar cómo se me ve desde fuera. Antes sí que me preocupaban esas cosas, pero con el tiempo he aprendido mucho al respecto. Intento ser una curranta del fútbol y que siempre intentará ayudar al equipo».
De sus aprendizajes, de aquello que siempre lleva figuradamente en la mochila, cuenta que «soy una persona muy sensible; mucho. Y a veces mi estado de ánimo me ha gastado malas pasadas. Con la experiencia he ganado en que no importe lo que pueda pensar la gente. Me he fortalecido psicológicamente. He tenido momentos muy débiles, pero a base de constancia he salido reforzada y ahora soy más optimista».
Trascendiendo de su medio, de su marco existencial hoy en día totalmente ligado al fútbol, a Vicky Losada le gusta la Psicología, y el ayudar a las personas, especialmente a los niños. Y eso le lleva de nuevo a su deporte y a la idea de trabajar en la formación, en la posibilidad de poder trasladar lo que ha aprendido. Por lo pronto, se forma con varias de sus compañeras como entrenadora. «Me gustaría ver que las niñas y niños disfrutan del fútbol en su esencia, que no les preocupe el color de sus botas o el haber marcado o no, sino que aprendan valores, que disfruten con sus compañeras y compañeros, que se formen y aprendan», subraya.
«Me recuerdo de niña siempre con un balón en los brazos y allí donde iba le pegaba patadas»
Son reflexiones y valoraciones de una figura del fútbol femenino nacional e internacional. Es la persona que se ha ido construyendo. Y su génesis está precisamente en su deporte. De familia futbolera no cruzó la mirada con otras disciplinas: «Me recuerdo de niña siempre con un balón en los brazos y allí donde iba le pegaba patadas. Me iba a cenar con mis padres y acababa con un bote o algo que simulase un balón si no lo era y me pasaba el rato jugando; probablemente muchas veces sola. O cuántas veces jugando rápidas o a encestar con el balón en una papelera o en un contenedor o cuántas veces te habrás peleado por sacar un balón de debajo de un coche. Recuerdo estar en el colegio en el patio jugando a fútbol, fútbol, fútbol…».
«Mis padres me recuerdan que un día, al llegar mi padre de trabajar, me habían apuntado en el Can Parellada (Terrassa). Empecé con chicos en benjamín, con 8 años empecé ya federada y con 10 años pasé al Sabadell —coincidió entonces con Esther Romero—», repasa Vicky echando la vista atrás. Cuando llegó al Sabadell, entonces un referente en el fútbol femenino español, comenzó a fijarse en jugadoras del primer equipo como Adriana Martín, Laura del Río, Sonia Bermúdez, Marijose, Chola, Priscila Borja… Y acabó jugando con ellas. También en el Espanyol, donde se unió con Alexia Putellas o Marta Corredera.
De los campos de tierra a Wembley
Vicky Losada se incorporó al Barcelona con 14 años, en el fútbol 7, luego jugó en Primera Catalana, y cuando llegó Xavi Llorens promocionó al primer equipo y debutó en Primera División. De eso hace ya once años y la línea ascendente de la futbolista de Terrassa ha sido brillante. Por el camino ha vivido también diferentes momentos del crecimiento y apuesta del Barça por el femenino. «Mis metas de pequeña eran súper humildes. Pensaba en jugar y poco más. Nunca imaginé que fuéramos a jugar una Champions o como este año incluso hacer historia llegando a unas semifinales. Por entonces, y porque me gusta mucho esto, conocía a poquitas jugadoras como Mia Hamm, que se estaba retirando, o Marta Vieira. Pero es que ahora miro atrás y alucino, porque cómo ha cambiado todo. Confío en que en tres o cuatro años las mejores jugadoras de Europa estén aquí y también sean españolas», cuenta.
Atrás queda el haber jugado en «campos de tierra, el estar en el Barça pero sin pertenecer al club, sino como escuela, el haber entrenado en Hospitalet con pistas de atletismo alrededor y gente corriendo e ir a buscar los balones esquivando atletas… Ahora miramos atrás y alucinamos».

Conquistas en Copa de la Reina y Liga comenzaron a dar forma a su palmarés con el Barcelona. Pero en 2014 decidió un cambio de aires en busca de nuevas experiencias. Fichó por el Western New York Flash: «Recuerdo coger el avión, despegar desde Barcelona y decirme a mí misma ¿adónde voy? No sabía de inglés más allá que lo aprendido en Bachiller. Aparecí en Búfalo, que pertenece al estado de Nueva York, pero está a dos horas de Toronto y seis de Nueva York. Un lugar frío. Llegué con tres metros de nieve. La experiencia fue dura. Me sentí sola muchas veces, pero me volvería a ir. Tuve que buscarme la vida a nivel de idioma y en el grupo. Me costó adaptarme. Los partidos eran cada tres días y lo pasé un poco mal físicamente. Pero el equipo creo que estuvo contento conmigo, Maduré y aprendí a correr. La experiencia fue increíble. Jugué con Abby Wambach o Carli Lloyd y contra casi toda la selección estadounidense».
Allí vivió también el sentido del espectáculo y el deporte bajo la filosofía norteamericana, a la que responde la sociedad. Tuvo un regreso fugar a casa. Pero se le presentó la oportunidad de ir a Inglaterra, al Arsenal Ladies: «El momento más bonito lo viví en la final de la FA Cup en Wembley ante 30.000 espectadores», cuenta. Ganaron aquella final. Pero mediada la temporada 2016-2017 en España se abrió la posibilidad de regresar al Barça y con opciones de seguir en el Arsenal o ir al Rosengard o PSG.
«Tenemos la responsabilidad de hacer algo grande para que también sea un punto de inflexión y un cambio en el fútbol femenino español»
Sin embargo, puso en valor fundamentos deportivos y personales para volver, en todo caso, a su casa, al Barcelona, que es donde ha mamado el fútbol: «Desde luego vi que había un cambio muy importante respecto a cuando me fui. Antes de marcharme no podía dedicarme las 24 horas al fútbol y ahora sí. El trabajo que se está haciendo en el Barça con el femenino es muy importante y a va a más, así como en la Liga de forma estructural. Además, personalmente, mis padres son mayores y fuera no estaba siendo totalmente feliz, y valoré que esto pasa rápido y que también quería activar mi vida aquí». En su regreso, aunque el Barça era favorito al título de liga, campeonas de Copa y semifinalistas de Champions; título que ensueña ganar de azulgrana.
El primer gol mundialista
La historia de Vicky Losada, en todo caso, se completa con su recorrido con la Selección española. «Estuve en categorías sub’17 y sub’19 y luego ya entré en la absoluta. Debuté con 19 años. Recuerdo que nos eliminó Inglaterra de poder ir a un Mundial. En la selección las he visto de todos los colores», cuenta. La centrocampista de Terrassa fue la primera futbolista española en marcar en un Mundial absoluto, en Canadá en 2015, contra Costa Rica en el Estadio Olímpico de Montreal. A la tormenta post mundialista sucedió una etapa de crecimiento continuo.
Una clasificación brillante para la Eurocopa de Holanda 2017 ganando todos los partidos. España, además, se hizo con el prestigioso trofeo de la Algarve Cup. Les llega ahora el Europeo: «Tenemos la responsabilidad de hacer algo grande para que también sea un punto de inflexión y un cambio en el fútbol femenino español. Pero hay que recordar de dónde venimos, que aunque la clasificación fue muy buena, todavía no hemos hecho nada y hay selecciones un punto por delante. Mientras no nos olvidemos de que hay que trabajar mucho y duro y de que ninguna es mejor que la otra, creo que el equipo lo va a hacer bien».
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