ATLETISMO | MUNDIALES DE TOKIO
El cuarteto español de relevo 4×100, formado por Esperança Cladera, Jaël Sakura-Bestué, Paula Sevilla y Maribel Pérez, firmó una quinta posición en los campeonatos del Mundo de atletismo de Tokio, igualando el puesto conseguido hace tres años, consolidándose como una de las referencias de la velocidad universal.
La selección española de atletismo concluyó Tokio 2025 con tres medallas (los dos oros de María Pérez y el bronce de Paul McGrath), quedando a la postre en la quinta posición del medallero. Hubo catorce puestos de finalistas (clasificados entre los ocho primeros), la segunda mejor cosecha de la historia de la selección española, superando París 2003 y a solo tres del récord: los 17 de Edmonton 2021. Traducido: octavos en la placing table gracias a María Pérez (1.ª x2), Paul (3.º), Quique Llopis (4.º), Mohamed Attaoui (5.º), 4×100 (5.º), Raquel González (6.ª), Daniel Chamosa (6.º), Cristina Montesinos (7.ª), Antía Chamosa (7.ª), Marta García (7.ª), Adrián Ben (8.º), Lester Lescay (8.º) y Diego García (8.º).
Volviendo al relevo 4×100 femenino, sólo se dio su participación en representación de España en la última jornada del Mundial. Las ‘Balas Rojas’, las atletas del relevo corto, se disparaban en la calle 7 de una final en la que partían con la quinta mejor marca del año entre las participantes (42.11 récord de España conquistado en el Campeonato de Europa por Equipos en Madrid junto a la medalla de plata en los World Relays de Guangzhou), solo superadas por Estados Unidos (41.60), Gran Bretaña (41.69), Jamaica (41.80) y Alemania (41.86).
Era la segunda vez que las españolas disputaban la final mundial del 4×100 (quintas en Eugene 2022) y el equipo era casi el mismo que entonces: Esperança Cladera (sustituyendo a una Sonia Molina-Prados que viajó a Japón por cuenta propia para animar a su familia deportiva), Jaël-Sakura Bestué, Paula Sevilla y Maribel Pérez. En la retaguardia —sin ponerse el dorsal, pero vistiéndose de corto, pues es hábito del Plan Nacional de Relevos que las suplentes calienten junto a las titulares y no se separen de ellas hasta la cámara de llamadas— estaban Lucía Carrillo, Elena Guiu y Aitana Rodrigo.
En ‘semis’ habían mostrado una imagen estupenda: 42.53, segundas tras Jamaica, con parciales de 11.61 (Cladera), 10.08 (Bestué), 10.43 (Sevilla) y 10.41 (Pérez). Invitaban al optimismo. Muchas horas pasándose el ‘palo’, fuera de casa, concentradas en hacer arte de la coordinación y convertir a las cuatro velocistas en un solo organismo que se transporta hasta la meta a una celeridad jamás vista en nuestro país. Había ganas de seguir haciendo historia: además del mencionado hito archivado en Oregón hace tres años, habían rozado la medalla en el Europeo (cuartas) y clasificado para los Juegos de París (nunca un 4×100 femenino español había sido olímpico).
Así las cosas, se colocaron en los tacos, todas de manera metafórica, Esperança de forma concreta, pues una vez más sería la encargada de lanzar al conjunto (11.52). Fue de cine el paso del testigo a Jaël (10.01), que a su vez se lo dio limpio a Paula (10.42), quien tuvo algún problema más en la entrega a Maribel (10.52), peleona como siempre en la recta para lanzarse sobre los cuadros en quinta posición con unos buenos (caía una tormenta sobre el tartán) 42.47, igualando el mejor resultado de un relevo corto español en una carrera que pasará a la historia por la retirada de la mejor velocista de todos los tiempos: Shelly-Ann Fraser-Pryce, plata con el equipo jamaicano (41.79) por detrás de Estados Unidos (41.75) y delante de Alemania (41.87).
Finalmente y hablando del relevo español de 4×100 m femenino, hay un dato demoledor que dice bien a las claras que es la mejor generación de velocistas de la historia: De las 20 mejores marcas de la historia de la prueba, la 19 primeras se han realizado en el periodo 2022-2025, lo que demuestra bien a las claras el gran y exitoso trabajo que viene realizando el Plan Nacional de Relevos (PNR) de la RFEA.