6:30h. Suena el despertador. Apenas me hago la remolona, hoy tengo carrera: la 10KFem. Es mi sexta ocasión en esta distancia, pero me sigue suponiendo un gran reto…
Ya hace más de un año que comencé a correr. Después de una infancia y juventud en las que el deporte tuvo un gran protagonismo, fui pasando a practicarlo con menor frecuencia hasta llevar unos años sin apenas dedicarme a nada en serio. Por circunstacias laborales vivo entre dos poblaciones y mi trabajo me exige mucha dedicación en este momento, con horarios imprevisibles. Necesitaba volver a centrarme en algo, pero apenas tenía oferta o no me convencía. La libertad que me ofrecía el running y todo lo que me podía aportar, era la opción más sencilla, flexible y convincente. Quizá necesitaba un empujón, algo que me ayudara a adoptar una rutina. Así, me lo empecé a tomar más en serio y me planteé como objetivo hacer una carrera de 10 km.
En enero de 2015, lo conseguí. Fue un gran éxito personal. A partir de ahí, tenía que consolidar la distancia e intentar mejorar marca. Por suerte, en dos meses iba a celebrarse la primera «10KFem» de Valencia, una carrera para mujeres. Por supuesto, hice la inscripción. De ese día recuerdo especialmente que la acabé muy contenta y también que mi hermana vino a verme, y que a ella apenas se le pasaba por la cabeza que fuera capaz de tal «proeza».
He dicho por suerte porque, a partir de ahí, conocí el club organizador de la carrera, Nosotras Deportistas, así como su escuela de running. Me brindaban la oportunidad de entrenar en grupo todos los sábados. Valoré lo que suponía acercarme todos los sábados a Valencia y me decidí bien pronto.
Era justo lo que necesitaba: un grupo con quien tener cierta rutina y practicar aquello en lo que yo veía que tenía tanto que mejorar. Y me encontré con que lo que iban a ser tres meses de entrenamiento, se ha convertido en un año formando parte de un equipo. No sólo he conseguido incorporar nuevas formas de entrenar, diferentes tipos de ejercicios, sino que he encontrado un grupo de mujeres con quien comparto intereses y afición. Con quienes me olvido de los problemas y paso uno de los mejores momentos de la semana. Me han hecho recuperar el sentimiento de pertenecer a un equipo, con lo que implica sentirte animada, apoyada, y tener compañeras, a quien animar y con quien compartir la alegría de, como hoy, haber visto alcanzados sus objetivos: acabar su primera 10K, mejorar sus marcas personales…
En cuanto a la carrera de hoy, la «10KFem» de Valencia, también me llevo una gran experiencia. No puedo decir que haya sido la mejor de las seis 10K que he corrido en mi vida. Me he levantado con molestias estomacales pese a intentar estar bien hidratada y preparada. Tampoco he seguido mi propio criterio en la salida de ser cerebral y no dejarme llevar por el ritmo de salida de la carrera, y eso que iba en una posición media, pero éramos muchas corredoras y no quería alejarme de la marca que tenía en mente. Quería bajar de la hora y cada segundo era importante.
He comenzado a adelantar a algunas chicas, pecando de empezar a un ritmo superior al que podría haber alcanzado en la segunda parte de la carrera. He vuelto a tener problemas con la respiración, llegando incluso a tener que parar a caminar en el quinto kilómetro. La tentación de sucumbir al deseo de abandonar no ha durado más de dos segundos en mi cerebro. Aunque fuera caminando, acabaría la carrera. Moralmente, iba un poco floja porque, a diferencia de otras ocasiones en que habiendo empezado más lenta, iba remontando posiciones, hoy veía como muchas corredoras me iban adelantando. Recuerdo haberme girado buscando a mis compañeras de equipo, pero apenas distinguía a ninguna.
He entrado en la meta con la alegría de haber superado una vez más los miedos
Así que, tras esa pequeña recuperación, he decidido seguir al ritmo que pudiera mantener, vigilando que no se me dispararan las pulsaciones, y pensando en que, una vez superado el kilómetro cinco, ya iba a ser más fácil. Y así ha sido. Cuando apenas quedaban dos kilómetros ya he tenido la certeza de que iba a acabar, y no tan mal como creía que iba. He conseguido cargarme de ánimo y he apretado hasta el final. No he llegado a bajar de la hora (1h 00’ 33”), pero pese a todo este periplo de sensaciones, he entrado en meta con la alegría de haber superado una vez más los miedos que me invadieron desde prácticamente el principio de la carrera, sintiéndome muy orgullosa y satisfecha por haberme esforzado hasta la meta.
Una vez allí, ya me he relajado y realmente me he sentido muy feliz, por lo que había conseguido y por encontrarme con mis compañeras. El súmum de la alegría ha llegado en el momento en que mi hermana ha cruzado la meta. Era su primera carrera de 10K. Se me ha echado encima de la propia emoción que ha sentido por haberlo conseguido.
Quiero agradecer la dedicación de Maravillas Aparicio y Silvia Ibáñez a este proyecto, así como a todas las colaboradoras y entrenadoras de la escuela Nosotras Deportistas. Y a mis compañeras y amigas deportistas, simplemente, por estar ahí sábado a sábado: Carmen, Lorena, Verónica, Ana, Charo, Alicia, Lourdes, Amparo…