Anuncia que deja la lucha olímpica profesional tras más de veinte años y éxitos como el bronce en los Juegos de Londres 2012
Inimaginable era para Maider Unda (Vitoria-Gasteiz, Álava, 2/7/1977) lo que el mundo de la lucha le tenía preparado cuando lo abrazó por primera vez a los 9 años en la escuela y desde los 11 se inició en la modalidad olímpica en el gimnasio Otxandio (Bizkaia). Todo empezó en casa. Todo tuvo sus mejores momentos para su carrera en casa. Y todo, como luchadora profesional, llega a su fin en casa.
Maider, de 39 años, anunció su retirada este miércoles. Y tuvo grandes combates en los más de veinte años de carrera profesional. Pero en éste, en el de la despedida, no pudo reprimir unas lágrimas sinceras tras un recorrido brillante que comenzó a esos nueve años sin saber que saborearía el «sueño olímpico». Un camino con momentos buenos y no tan buenos —«destacó el camino de los momentos no tan fáciles y situaciones críticas con decisiones difíciles»—, que en los principios los trató de compaginar con sus estudios de electrónica y el trabajo en la empresa quesera familia.
Seguramente el peso de lo olímpico es lo que más rango pueda tener para ella. Bronce fue en Londres 2012. Unda vio sus posibilidades «a partir del Mundial de 2007», el que le aseguró plaza para los Juegos de Pekín, donde logró un diploma que fue antesala del metal en Londres. La alavesa se ha movido entre las cinco mejores del mundo. Su palmarés se engrosó con el bronce en el Mundial de lucha de Dinamarca (2009), las tres medallas en los campeonatos de Europa de Bakú, Belgrado y Tiflis entre 2010 y 2013, o sus catorce títulos nacionales.
«He vivido mi deporte desde ‘amateur’ a profesional y he alcanzado el gran sueño olímpico que parecía imposible»
Unda expresó en la rueda de prensa de su retirada que «tenía que llegar el día. La elección estaba más que meditada. Así lo decidí prácticamente después de que terminaran los clasificatorios para Río». De hecho, comentó que «tampoco imaginaba estirar mi carrera más de Río».
Trabajo desde casa
«No me voy a cansar de dar las gracias a todas las personas que han estado a mi lado. He sido una afortunada. He vivido mi deporte desde ‘amateur’ a profesional y he alcanzado el gran sueño olímpico que parecía imposible», explicó la luchadora alavesa, al tiempo que defendió que «gracias a quienes han estado a mi lado he conseguido demostrar que se pueden hacer las cosas desde casa y con no tantos medios, pero sí con mucha calidad humana».
La luchadora subrayo ante todo la figura de su entrenador, Luis Crespo, y éste expresó que «ha habido una complicidad absolute, es la deportista perfecta que cualquier entrenador del mundo quisiera». Crespo resaltó la implicación de la Fundación Basque Team, Xabier Leibar, Julen Erauskin y Uxue Zatika. Ahora desarrollará un proyecto para trasladar los valores de la lucha en los centros educativos.