VÓLEY PLAYA | JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS 2024
Por RAÚL COSÍN (ENVIADO ESPECIAL A PARÍS).- La pista central de vóley playa de la Torre Eiffel es la sede más icónica de los Juegos Olímpicos de París. Allí, sin que se moviera un solo aficionado, que de nuevo habían prácticamente llenado el emblemático recinto, se generó uno de los momentos mágicos, especiales, inolvidables de la cita olímpica parisina. Cuando concluyó el partido de octavos de final entre Liliana Fernández Steiner y Paula Soria frente a las suizas Tanja Huberli y Nina Brunner, si bien habían ganado las helvéticas, el foco estuvo sobre la pareja española y, especialmente, proyectado sobre la figura de Lili.
Allí, sobre la arena de esa pista a los pies de la Torre Eiffel, con el público entregado, aplaudiendo, reconociendo a una referente, llegaba el punto y final en la trayectoria olímpica de la alicantina. La jugadora de Benidorm, que ya había disputado los Juegos de Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020 con Elsa Baquerizo, vivía el cierre de sus cuartos Juegos junto a la oriolana Paula Soria, que precisamente debutaba en unos Juegos. Una despedida con una foto inolvidable por el lugar, por la energía de los aficionados, por el respeto de las rivales en su despedida, con un efusivo abrazo de Brunner, y el más intenso, sentido y cálido con su compañera y amiga Paula Soria. Y fue inevitable que Lili dejase que las lágrimas fluyesen.
Y brotaron allí mismo, sobre la arena, con una compañera con la que ha vivido unos Juegos espléndidos. Paula, además de disputar grandes encuentros a lo largo del torneo, se ganó al público, haciendo que sus energías impulsaran el juego de las alicantinas. Y salieron esas lágrimas porque el marido de Lili y sus hijos, Sául y Óliver, estaban precisamente centralizando el empuje y ánimo de la grada; le prepararon en papel una medalla que decía ‘1ª Mejor Mamá’. Lili es la primera deportista española en ser madre en dos ciclos olímpicos (para Tokio y para París). Y esas lágrimas desde muy adentro, como tantos puntos celebrados a lo largo de los Juegos, como tantos momentos recordando, iban dirigidas claramente hacia el cielo, en homenaje a su madre, Draguy Steiner. «Ha sido la despedida perfecta. Estos Juegos son los que con menos presión he jugado, en los que más he sonreído y más he disfrutado», decía emocionada tras el partido ante Huberli y Brunner.
«Estoy muy feliz por haber podido disfrutar de cada partido, de los aficionados, de la energía que había, de los grandes partidos que hemos hecho contra equipos fuertes. Y estoy especialmente feliz por haberlos compartidos con Paula; sé todo lo que ha luchado por este sueño, por estar en unos Juegos, además lo ha hecho genial, y me alegro mucho por ella», manifestó la benidormense, siempre agradecida por la trayectoria que ha tenido.
Paula Soria, controlando lo que le pasaba por los adentros, no dejó de manifestar la experiencia inolvidable que había vivido en los Juegos de París. Antes de salir de la pista, abrazó a Lili: «Ha sido un momento de que llorase, que lo sacase todo, que disfrutase de los aplausos; ha sido un momento muy bonito. Me alegro mucho de haber vivido y competido este suelo de ser olímpica con Lili, y me alegro muchísimo por el reconocimiento que ha tenido cada día y especialmente hoy». Paula se tatuará los aros olímpicos en la cara interna del brazo derecho.
Cerraron los Juegos de París con un gran partido contra unas rivales muy potentes como Huberli y Brunner. Cayeron en dos sets (21-23, 21-16). Siempre lucharon, siempre compitieron, siempre se rehicieron cuando el equipo suizo les puso en apuros, absolutamente lo dejaron todo, se vaciaron, sobre la arena a los pies de la Torre Eiffel en París. Enorme la competición de las alicantinas en los Juegos Olímpicos. Superaron la fase de grupos. Y llegó el momento de los octavos de final ante Tanja Hueberli y Nina Brunner. Las helvéticas tomaron buenas rentas iniciales, pero la perseverancia y la garra de Lili y Paula les permitió, con un parcial de 5-0, ponerse por delante y tener a tiro la primera manga, pero no la remataron. En la segunda, las suizas estuvieron potentes de arranque, abriendo rápido brecha, pero Lili y Paula lo lucharon por restar y restar, y competir, y seguir disfrutando sobre la arena a los pies de la Torre Eiffel lo que durara aquello. Cerraron las helvéticas por 21-16. Novenas en París las alicantinas. El foco, sin embargo, fue para esa pareja española tan especial, y, con permiso de Paula, para la figura de Liliana Fernández Steiner en su adiós olímpico. Paula, en su madurez, seguro y ojalá vuelva a disfrutar de unos Juegos en Los Ángeles 2028. Seguro que Lili estará cerca.