La vigente campeona de Europa accede a la final de altura con una marca de 1,94 y como una de las grandes favoritas
La saltadora de altura Ruth Beitia tendrá ocasión, el sábado próximo, de luchar por ver realizado el único sueño que le queda por cumplir en 27 años de carrera, la medalla olímpica, tras pasar a la final con una marca de 1,94, exactamente la requerida para acceder a la lucha por el título. La atleta cántabra, que considera «un regalo de la vida» poder disputar por cuarta vez unos Juegos Olímpicos, renunció a 1,80 para debutar en 1,85. Luego superó limpiamente la vara en 1,89 y 1,92.
Con esa trayectoria, todo saltado a la primera, ya estaba virtualmente en la final, pero dada la cantidad de atletas que seguían en liza, Beitia aún tuvo que atacar los 1,94, la marca de acceso directo. Terminó con un concurso inmaculado, sin un solo fallo.
«Feliz, ya estoy en la final. Ahora a seguir soñando despierta y seguir trabajando porque llega la última oportunidad. El sábado, a dar lo máximo. Me he visto fenomenal, la pista increíble, rápida, como a mí me gusta. Los entrenamientos han sido muy buenos aquí, muy buenas técnicas, y tengo ganas de que llegue la final. Hoy la calificación ha sido fantástica», comentó tras su concurso.
El 7 de julio pasado, en los Europeos, Beitia añadió una nueva medalla de oro a su colección de preseas internacionales, que suman trece sin contar el oro europeo sub-23, con el que se presentó en la sociedad internacional hace ya quince años en aquél mismo estadio Olímpico de Amsterdam.
La alumna de Ramón Torralbo ha llegado a Río pletórica. «Me encuentro bien. Con muy buenas sensaciones. Desde que el 4 de agosto llegamos a la villa me he acoplado perfectamente y con ganas de que llegue el día 18 y empezar a competir», comentó antes de entrar en acción.
«Adoro competir, tengo 37 años, estoy en un estado de forma increíble. Más no le puedo pedir a la vida, como para meterle presión»
El cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 le produjo una decepción pasajera que incluso la llevó a anunciar su retirada a final de año. «Pensé que el sueño se me iba», reconoce. Sin embargo, dos meses después, por fortuna para ella y para el atletismo español, regresó a los entrenamientos y desde entonces ha contado por éxitos sus actuaciones.
Cuatro años después, con 37, Ruth sigue luchando por la medalla olímpica. El mes pasado marcó un hito en el atletismo europeo al convertirse en la primera atleta que ganaba tres títulos continentales consecutivos. En Río aspira a ser la medallista olímpica más veterana —hombre o mujer— de la historia en saltos. Y respecto a esa final dijo que «adoro competir, tengo 37 años, estoy en un estado de forma increíble. Más no le puedo pedir a la vida, como para meterle presión».
Su tercera corona europea y sus victorias en la Diamond League en Oslo, Estocolmo y Londres la sitúan entre las favoritas, junto a la estadounidense Chaunte Lowe, líder mundial del año con 2,01; la croata Blanka Vlasic, recuperada de su lesión en el tendón de aquiles, y la joven norteamericana Vashti Cunningham, campeona mundial en pista cubierta, a quien la española dobla en edad.
No compitió este jueves la belga Nafissatou Thiam, campeona olímpica de heptatlon aquí en Río, que había logrado el mejor salto de altura (1,98) jamás logrado en una combinada olímpica. La final femenina de altura se disputará el sábado, penúltimo día de los Juegos (1.30 horas del domingo en España).