BALONCESTO | ENTREVISTA
Por Manuel Botero.- Picken Claret nació en 1987 en Benimaclet, en las instalaciones del barrio Claret, la razón por la cual lleva su nombre. El club valenciano de baloncesto abarca en su categoría femenina a una de las jugadoras más emblemáticas de su historia. Marina Bleda llegó al club con tan solo 11 años, después de haber jugado tres años para el colegio Juan Comenius. Desde entonces, ha desarrollado su trayectoria en el club, aportando importantes victorias y una gran cantidad de experiencias inolvidables.
En la actualidad, es la jugadora más valorada por las valencianas y la segunda mejor anotadora del Grupo A de la LF2, liga en la que debutó a los 16 años: “Soy lo que soy como jugadora porque han confiado en mí y me han dado la oportunidad de participar, ya no solo en ir a entrenar, sino en incluirme en la plantilla, en los partidos, en los viajes y, al final, si yo me esfuerzo, ellos me dan esa confianza, es una ganancia para ambas partes. Agradezco todo lo que me han dado y todo lo que he conseguido gracias a ellos. Espero que sigamos creciendo juntos”.
A pesar de sus números, sus estadísticas, las marcaciones y sus grandes anotaciones, estudia fisioterapia en la Universidad de Valencia. Sin embargo, sigue en constante formación deportiva y personal: “A nivel de vida, ya sea como estudiante o como deportista, creo que estoy en un momento de mucho crecimiento y, como los niños, sigo en fase de aprendizaje y desarrollo. Sobre todo, me enfoco en seguir avanzando con ambición en todos los sentidos, tanto con el club como a nivel individual”.
Capitana por vocación
Una capitana no solo una de las mejores jugadoras de un equipo; es quien guía, alienta, direcciona y apoya al equipo en momentos de crisis y dificultad. Marina fue elegida por el club para llevar la batuta de capitana de un equipo joven que necesita más que una jugadora de nivel, alguien que conozca al club y sea un pilar de apoyo para todas: “Soy muy empática y me gusta mucho la cohesión del grupo, que estemos todas metidas, que no haya malas vibras. En un equipo, siempre hay alguien que está para levantarte cuando te caes, para ofrecer su mano y decir ‘vamos, tú puedes’. Creo que es lo más valioso en los deportes de equipo: el apoyo mutuo, y eso es lo que trato de reflejar como capitana. Si no puedes dar lo mejor de ti, estaré allí para animarte y hacer todo lo posible para que te sientas mejor, para que no decaigas. Al final, no es solo sobre un partido, sino sobre cómo el equipo se apoya en todo momento. El trabajo en equipo es eso: no dejar a nadie atrás y mantener el espíritu alto, sin importar las dificultades”.
Picken Claret, patrocinado por Teika, ha pasado de Liga Challenge a la LF2, no por su nivel, sino por cuestiones burocráticas que afectaron al club, obligándolos a vender la plaza por falta de recursos. El club, que ocupa actualmente la novena posición de la LF2, ha tenido una mala racha con dos derrotas en los últimos partidos frente a Sigle XXI y Plasencia. Sin embargo, el club valenciano sigue luchando a toda costa para recuperarse de las adversidades y volver al lugar que les corresponde: “A pesar de que estamos ahora en un pequeño bajón, pienso que vamos a remontar. El siguiente partido es contra Terralfáz, y hemos planteado una semana de entrenamiento dura. Así que creo que vamos a sacar un buen partido y confío en el equipo, en que al final lo daremos todo, porque es lo que nos queda. Nos gustaría quedarnos con buenas sensaciones de cara a este final de año y así retomar el siguiente con mucho más ánimo y más ganas”.
La realidad sobre la desventaja en comparación con el deporte masculino, no solo en términos de visibilidad, sino también en recursos y apoyo, es evidente. Organizaciones como Teika, con el programa “Juegan ellas, ganamos todos”, tienen en cuenta el papel fundamental de apoyar y visibilizar el deporte femenino, no solo con ayudas económicas, sino a través de iniciativas que mejoran la infraestructura y las condiciones de trabajo para las deportistas: “En los últimos años se ha empezado a mirar un poquito más por el deporte femenino, sobre todo en baloncesto. Entidades como Teika apoyan directamente el deporte femenino, no solo con ayudas, sino con los autobuses, los calendarios, las máquinas de vending… Al final, creo que esto ayuda mucho y aporta para que la gente quiera dedicarse realmente a este deporte, porque al final, si ves que no se gana, que no te aporta, que lo tienes que tener como algo secundario, te ves obligado a dejarlo. El rendimiento sigue subiendo, pero no puedes dedicarle más tiempo porque tienes que ganarte la vida”.
Más allá del baloncesto
La vida de un deportista de alto nivel es muy exigente, en este caso, Marina dedica entre un 85 o 90% de su tiempo de la semana al baloncesto. A pesar de ello, valora mucho los pequeños momentos con su círculo cercano, especialmente con su familia: “Disfruto mucho de los pequeños momentos con mi círculo más cercano, especialmente con mi familia. A veces, por las obligaciones y el tiempo que paso con mis amigos de la universidad y fuera, la familia puede quedar en un segundo plano, así que valoro mucho cuando puedo compartir con ellos”.
Cuando se habla de objetivos a largo plazo y sobre planes para el futuro, Marina prefiere centrarse en lo que puede controlar: el presente y el proceso de disfrute y crecimiento personal. Más allá de los resultados o del equipo con el que juegue, su enfoque está en aprovechar cada momento y aprender constantemente del baloncesto: “No tengo objetivos muy marcados, pero para mí lo más importante es disfrutar, aprender y sentirme cómoda con lo que hago. No todo está bajo tu control, pero sí lo está lo que haces en el equipo, lo que aportas en los entrenamientos y en los partidos. Mi objetivo es centrarme en dar el 100% en cada temporada; lo más importante es siempre disfrutar del proceso”.