Doce años después, la saltadora de longitud se colgará la medalla que tuvo que tener en aquel Mundial de Rusia, de la que le privó Kotova
En Birmingham, donde ya brilló en plata para convertirse en subcampeona de Europa de salto de longitud en 2007, cuando sí pudo subir al podio y recibir orgullosa el metal ganado limpiamente, Concha Montaner recibirá honores tardíos por otra medalla. Será con motivo del próximo Mundial de atletismo en pista cubierta, que se celebrará en marzo en la ciudad británica; será en ese marco especial para la saltadora valenciana cuando se le entregue la medalla de bronce del campeonato del Mundo de Moscú de 2006. En efecto, y como se sabía desde 2013, Concha Montaner logró esa presea mundialista en Rusia, pero que le llega doce años después.
Lo oportuno es poner en antecedentes. El 12 de marzo de 2006, a las 16:05 horas, arrancó la final de salto de longitud indoor del Mundial de Moscú. Abarrotado el Estadio Olímpico moscovita, el foco se centraba en la local Tatyana Kotova. En su primera tentativa registró 7.00 metros. A la postre, una marca que le dio el oro de Moscú. La estadounidense Tianna Madison Bartoletta hizo un 6.80 metros en su sexta y última carrera al foso. Sería plata. Para el bronce la cosa estuvo reñida entre la portuguesa Naide Gomes y Concha Montaner, pletórica. En el último intento de cada una, se fueron ambas a los 6.76 metros. El desempate no se dio en un nuevo salto, sino en la revisión de la tercera tentaba realizada y valió el 6.75 de la lusa. Bronce.
La atleta de L’Eliana (Valencia) acarició totalmente la medalla mundialista. Concha había hecho un excepcional concurso, una gran marca, pero la rabia y el disgusto tuvo mayor peso, lógicamente. Tuvo extremadamente cerca el podio absoluto en un Mundial. Había sido campeona del Mundo junior en Santiago de Chile en 2000.
La tramposa cazada
Pero el foco de Kotova debía haber sido más potente entonces, mejor aún en el Mundial de Helsinki al aire libre de 2005, para que no hubiera hecho trampas. Sin embargo, a media mañana del 8 de febrero de 2013, seis años y once meses después, la Agencia Rusa Antidopaje (Rusada) emitió una nota respecto a la saltadora rusa: «La IAAF ha iniciado la investigación después de haber sido informada por el laboratorio de Lausana de que Kotova dio positivo por sustancia prohibida en el Mundial de 2005». De confirmarse, la sanción de la rusa no sólo era por 2005, sino también por los siguientes y eso afectaba directamente a 2006.
El 9 de octubre de 2013, suspendida por positivo la rusa Kotova, Concha Montaner recibió la confirmación: suyo era ya para siempre el bronce del Mundial de Moscú de 2006. En el registro de la IAAF, ya aparecía corregida la tabla de las series y resultados de la prueba de salto de longitud: Tianna Madison Bartoletta, que brincó hasta los 6.80 metros pasaba al primer puesto y, por tanto, campeona del Mundo; Naide Gomes, quedaba como subcampeona; y Concha Montaner subía al podio. Un bronce plateado, pues la portuguesa y la española tenían la misma mejor marca: 6.76. Las lágrimas angustiosas de entonces se tornaron de alegría, aunque en no pocas entrevistas Concha lamentó que «era una medalla fría», porque, con buena razón, aquel momento de subir al podio en un Mundial se lo había arrebatado una tramposa. Y el fondo va más allá. El tener o no la medalla en aquel momento afectó a premio económico, a repercusión en medios, a reconocimiento público o a interés de marcas por su figura.
Sin embargo, habrá subsanación, al menos en parte. Este martes 20 de febrero de 2018, la propia Concha Montaner anunciaba en sus redes sociales: «Doce años esperando… pero todo llega. La IAAF ha decidido realizar una ceremonia el fin de semana del campeonato del Mundo de Birmingham para dar las medallas a los atletas que no subimos al pódium o al escalón que tocaba por culpa de deportistas dopados. Medalla que conseguí junto a mi entrenador de entonces Pepe Peiró».
En efecto, doce años después recibirá honores y su medalla y, como poco, un acto simbólico de premiación en podio. Dicen que nunca es tarde. Mereció esa sensación en Moscú. Siempre ha merecido las mejores sensaciones en su deporte y con su deporte, porque siempre ha competido con honestidad y limpieza. Una luchadora nata con grandes momentos y otros no tanto como les sucede a todos los grandes deportistas que al talento le suman muchísimo trabajo incondicional y se mantienen en la élite tantos años.
Un palmarés al alcance de pocos
Tan sencillo como revisar con detenimiento su palmarés, al alcance de pocos, partiendo por ejemplo con aquel oro mundial junior en Santiago de Chile 2000. Dieciocho años han pasado desde entonces. Concha Montaner tiene en su hoja de servicios cuatro participaciones en Juegos Olímpicos (Sidney 2000, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016) (cinco pudieron ser de no haberle privado de los de Atenas 2004), un bronce del campeonato del Mundo de Moscú 2006, la plata del subcampeonato de Europa de Birmingham 2007, el oro del Mundial junior de Santiago, un oro en los Juegos del Mediterráneo de Túnez 2001 un bronce en los de Almería 2005.
A nivel nacional, es la mejor saltadora nacida en España de todos los tiempos con un total de 18 títulos (once en pista cubierta y ocho al aire libre), además de lograr un campeonato de España en 1oo metros. Sus tres mejores marcas son un 6.92 metros (Madrid/2005), a los 6.89 metros se fue en dos ocasiones (2002 y 2008), y el 6.88 metros que en 2016 le permitió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río.
Desde luego, una trayectoria singular y potente, que no siempre se ha reconocido con el peso que su palmarés atesora. Se brinda un broche mundialista para Concha y su hija Alba y su marido Venancio, y sus padres Eugenio y Concha, y su hermana Rosario y su cuñado Antonio y su sobrino (Antonio).
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