El conjunto blanquinegro cedió un empate tras un buen primer tiempo y desaparecer en el segundo ante el FC Levante Badalona (1-1)
FÚTBOL | ANÁLISIS
Los signos identitarios del Valencia CF, como club, como entidad emotiva proyectada hacia una masa social, como ente deportivo que ofrece un espectáculo a la postre, históricamente han estado ligados a los rasgos basados en el trabajo, la exigencia, el juego mucho más cercano a un modelo transicional, sin obviar lo asociativo, a unas capacidades físicas generosas e importantes para contener el oxígeno en los encuentros de forma razonablemente completa, encamado todo en un nervio competitivo de peso, de rango. Y eso, históricamente, puso siempre al Valencia en notables resultados. Lo fue en su sección masculina y lo fue durante muchas campañas desde la creación de la sección femenina desde la campaña 2009-2010. Esa conjunción forma más parte de la idiosincrasia real de club que la tratada de meter con calzador, lo puramente asociativo y con un perfil horizontal, por momentos en una y otra sección y como modelo global.
En cualquier caso, con toda una temporada por delante, una u otra cosa solo es válida sin los esfuerzos y planteamientos son completos o relativamente redondos a lo largo cada encuentro. Las medianías se pagan. Y eso le pasó al Valencia, cediendo un empate (pudo ser una derrota pero Enith salvó a su equipo con una triple parada con el tiempo cumplido) porque desapareció o quedó engullido por el FC Levante Badalona, que se estrenaba como visitante, en la segunda parte.
¿Cómo empezó? Velocidad a la hora de mover el balón. Criterio espacial con y sin esférico en posesión. Una apuesta sistemática férrea, bien cerrada, saturando el carril central especialmente, y la doble arma ofensiva de la transición con balones diagonales, pero sin renunciar a asociar con las cercanas y terceras jugadas cuando se pudo, fueron esos signos mostrados por el Valencia ante el FC Levante Badalona en el primer partido de la Liga F en el estadio Antonio Puchades durante la primera mitad -reiteramos, en la primera parte-.
Claudia Florentino estuvo mayúscula en los cruces como líder del sistema defensivo, pero al tiempo estuvo notabilísima en salidas de balón con desplazamientos diagonales hacia Marina, por la derecha, y Asun, por la izquierda. Florentino tuvo buena escudera a su izquierda con Silva y un poco más allá, inagotable con Pauleta. Con Carro y Ainhoa por delante de la línea de cuatro, parte del entramado defensivo ya estaba armado. A los cuatro minutos, precisamente tras una conexión Florentino-Marina y un mal despeja de la portera Coronado, llegó el gol local con un remache de Asun Martínez. El Valencia aplicó su modelo y el Badalona procuró llegar asociado o buscar la velocidad de Portales. La cosa finalizó con esa renta mínima local al descanso.
El FC Levante Badalona reanudó el encuentro tras el paso por vestuarios sosteniendo su planteamiento: seriedad defensiva con un buena guardia en torno a Coronado, solidaridad sistémica de cada línea en la labor defensiva, salvo alguna jugadora que quedó suelta, y una propuesta ofensiva que apostaba por ganar el control del balón, por cierto sin renunciar a progresar rápido, y llegar asociando entre líneas o proyectando hacia las carreras de Portales, que fuera jugadora del Valencia la pasada campaña.
Con esto, de hecho, el FC Levante Badalona metió en su sector del campo muchos minutos del segundo periodo a las blanquinegras, que prácticamente no inquietaron a Coronado; con todo, tampoco es que Enith Salón pasara apuros. No eran indicios, sino evidencias claras que todo eso bueno hecho e identificado en el primer periodo por las locales se había esfumado absolutamente. Superada la hora de juego, Llompart resolvió un pase atrás interior para empatar. La dinámica no cambió. Mandó Badalona. Sin argumentos el Valencia. Y Enith aún salvó con una triple parada con el tiempo cumplido y evitó la derrota. FICHA TÉCNICA