FÚTBOL
Jennifer Hermoso, futbolista de la selección española absoluta femenina de fútbol, que recientemente se proclamó campeona del Mundo, declaró en la sede de la Fiscalía General del Estado (FGE) y se adhirió al proceso contra el ahora suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, por el beso en la boca que le propinó en la entrega de trofeos del Mundial celebrado en Australia y Nueva Zelanda.
La jugadora, según fuentes fiscales, presentó la «denuncia expresa» el martes 5 de septiembre, y la Fiscalía de la Audiencia Nacional anunció que presentará querella a la mayor brevedad posible. Hasta el momento no ha trascendido ningún extremo de esa declaración ante la Fiscalía al ser materia reservada.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional decidió abrir diligencias de investigación preprocesales, el pasado 28 de agosto, en relación a ese hecho al entender que podría ser constitutivo de un delito de agresión sexual. Además, en ese mismo decreto, la teniente fiscal, Marta Durántez, anunciaba que se dirigiría a la delantera para ofrecerle emprender acciones legales.
La Fiscalía actuó a la vista de las «manifestaciones públicas» realizadas por la jugadora, de las que deducía que sostenía que el acto sexual sufrido por la misma y llevado a cabo por Rubiales no fue consentido. «Atendido el momento extraprocesal en el que nos encontramos y lo inequívoco de sus declaraciones, es preciso determinar la trascendencia jurídica de las mismas», apuntaba Durántez.
El decreto de la teniente fiscal llegó tras conocerse que la FGE y la Fiscalía Provincial de Madrid habían remitido a la Audiencia Nacional las diferentes denuncias presentadas contra Rubiales, suspendido de su cargo por la FIFA, por particulares y asociaciones por el beso a la jugadora, dado que el asunto, al ocurrir fuera de territorio español, es de su competencia.
La teniente fiscal recogía además en su decreto un textual de las declaraciones públicas realizadas por la jugadora de la absoluta en las que aseveraba que el beso «ni mucho menos (…) fue consentido» y que se sintió «vulnerable y víctima de una agresión».
Cabe recordar que a finales de agosto, en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, Rubiales anunció que no iba a dimitir como presidente de este organismo alegando que lo que se estaba ejecutando era un «un asesinato social» contra su persona. Sostuvo que el beso en la entrega de premios fue «espontáneo, mutuo y consentido».
Ese mismo día, la jugadora salió al paso con ese comunicado que citaba la teniente fiscal en el que desmintió al presidente. Al tiempo, denunció además presiones de la Federación para cambiar su relato.