Victoria arrolladora de la española por 6-1 y 6-0 ante la número 2 del mundo y ahora apunta al US Open
La Garbiñe Muguruza que se viene proyectando esta temporada, concretamente desde Wimbledon, es definitivamente de absoluta solvencia. Sin grieta alguna. Difícilmente se ve una Garbiñe que tiemble lo más mínimo se enfrente a quien se enfrente. Está feliz con su tenis, con su estado de forma, con el recorrido que viene en adelante, pero al tiempo no se adelanta ya a nada, ni da nada por sentado. Todo se juega día a día en la pista. Ya advirtió que la victoria del hoy no te asegura en absoluto la del mañana.
Y con esa firmeza, que cuaja, que madura en el tenis de la española, afrontó un torneo de los notables como Cincinnati. Y lo ganó este domingo. Y lo hizo pasando por encima, sin dar opción alguna, sobre la rumana Simona Halep. A veces un resultado puede tener algún tinte engañoso, pero el 6-1, 6-0 de Garbiñe a Halep, la número 2 del mundo, fue así de cristalino, de real, de arrollador.
Y cuando resolvió la última bola, con una Simona de brazos abajo, derrotada desde el largo 4-0, lanzó los brazos arriba, simbolizando el triunfo en Cincinnati. El recorrido no fue sencillo en ningún caso. Tuvo momentos de esos de los que le saco a uno el veraz nervio competitivo. Pero los sacó adelante. Y en semifinales se llevó por delante a Pliskova (número 1). Y a Halep no le dejó respirar, la metió atrás en la pista, la afixió y la derrotó con solvente grandeza.
Y ahora, con eso, con el quinto título de su carrera entre las grandes, se alza en el ránking hasta el tercer escalón. Halep es la número 2 y la cosa es que de haberse impuesto la rumana en Cincinnati se hubiera colocado como numero uno. Pero lo dicho, le rugió la hispano venezolana. Y Muguruza, de 23 años, sin techo y con aplomo por fin, sin que la cabeza le pierda, apunta con claridad al US Open.
Garbiñe invirtió 56 minutos para meterse en el zurrón el título de la final de Cincinnati. El rodillo lo puso en marcha pronto. Sin especulación alguna, sin dudas, con confianza, con aplomo para mirar a los ojos a Halep y advertirle que le iba a ganar. Pero es que lo hizo maravillosamente bien. Mandó a la rumana al final de la pista y le bombardeó y le movió para tumbarla ya en el primer por 6-1.
Y no frenó en absoluto en el segundo parcial. Arrancó con un 3-0. Y en el cuarto juego, cuando Halep quiso meterse en el negociado, respondió bien. Diez minutos para resolver aquello, pero es que lo sacó adelante Muguruza. Y entonces Halep se hundió. El 5-0 fue un visto y no visto. Y el definitivo 6-0 Simona prácticamente ni lo jugó. Bolas fuera. Garbiñe volvió a brillar. Y muy atrás quedan las lágrimas del último Roland Garros. Eso está sepultado. Sirvió de aprendizaje, pero el caso es que la española sigue adelante. Se llevó Wimbledon. Ahora Cincinnati. Y el siguiente reto es el US Open.
Foto: Cincinnati Open