La juez internacional de halterofilia valenciana, que compitió como levantadora en Sídney 2000, reflexiona sobre su participación en París 2024, velando por el cumplimiento de las normas y el arbitraje
JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS 2024
Por RAÚL COSÍN (ENVIADO ESPECIAL A PARÍS).- La localidad valenciana de Alzira es cuna de la halterofilia. Y grandes nombres de levantadoras son precisamente de ese municipio referente en esta disciplina. Mónica Carrió logró la clasificación para los Juegos de Sídney, donde compitió en -75 kilos e hizo un noveno puesto con un marca de 205 kilos en la final. Allí pudo coincidir con su hermano, otro levantador de leyenda como Lorenzo Carrió. Ambos entrenados por Julián Perea, clave en la historia de la halterofilia, quien también entrenó a Estefanía Juan, que fue reserva en la cita olímpica oceánica, y a Gemma Peris, olímpica en Atenas, entre otros. Mónica Carrió, Policía Nacional de profesión, es presidenta del Club Halterofilia Alzira, vicepresidenta de la federación española y jueza internacional. En estos Juegos Olímpicos de París 2024 se convirtió en la primera deportista en su disciplina en haber estado en citas olímpicas como levantadora y en otra edición, como la parisina, como jueza.
«Durante cuatro años he estado arbitrando en campeonatos internacionales. Lo más parecido y comparable con la participación en unos Juegos Olímpicos sería cuando juzgué en el campeonato del Mundo de Rihad (Arabia Saudí) en 2023. En esta competición había una gran incertidumbre entre los deportistas y todos peleaban su plaza por la participación en unos Juegos. Pero estar de árbitro con los clasificados en los Juegos Olímpicos fue realmente gratificante, no solo por el nivel que presencié de los levantadores si no por el magnífico ambiente que viví en todas y cada una de las competiciones que arbitré. Sin duda fue un sueño hecho realidad.», relata la valenciana al respecto de su experiencia en París 2024.
En el ámbito personal, Carrió pone en valor tres aspecto: «El primero y principal fue el poder compartir la experiencia con mi marido y mi hijo, ellos me han apoyado durante el largo camino hasta conseguir esta participación y que ellos estuvieron a mi lado durante esos días fue especial. En segundo lugar, el momento de la presentación como árbitro, observar el pabellón completamente lleno y aplaudiendo realmente fue un subidón de adrenalina. Y, por último, destacar lo que pude disfrutar en el puesto que me asignaron como controladora técnica de la competición, un puesto de gran responsabilidad, pero donde pude disfrutar de las competiciones, aunque conteniendo mis emociones».
La jueza internacional valora respecto a la organización y el desarrollo durante los Juegos de París que desde «nuestra llegada al hotel estuvo todo muy bien estructurado y coordinado, varios voluntarios que hablaban todos los idiomas nos guiaron en los días previos a las competiciones, recogida de uniformidad, reunión y visita al pabellón de competición. La tarima de competición, la sala de calentamiento, el avituallamiento,… no faltó ningún tipo de detalle. En definitiva, fue una gran organización».
Mónica Carrió compitió hace 24 años, en Sídney, en los Juegos. Inevitable es que no le vengan recuerdos de su competición y sus vivencias en aquella cita olímpica: «No es comparable ni la preparación ni la competición. Cuando te clasificas en unos Juegos Olímpicos como deportista tu mente única y exclusivamente está en la preparación física para ese evento, entrenar y focalizar todo tu esfuerzo para hacerlo lo mejor posible el día de la competición. Participar como juez es totalmente compatible con las tareas habituales de la vida cotidiana, de hecho, la primera semana de los Juegos estaba trabajando con normalidad y como estaba de cara al público todo el mundo me decía (te hacía ya en París), no fue necesario acudir más que dos días antes de la competición y organizarnos para que nuestra función saliera bien».
La levantadora olímpica y jueza internacional valenciana valora respecto al equipo español en París que «es una pena que solo se valoren el número de medallas conseguidas, solo llegar a participar en unos Juegos ya es lo máximo a lo que puede llegar un deportista. Estoy segura que cada uno de los participantes ha querido hacerlo mejor, los deportistas somos así, nunca nos conformamos con el resultado. Todos los deportes han conseguido un gran resultado con su presencia en los Juegos».
Finalmente, reflexiona sobre le camino hacia los Juegos de Los Ángeles 2028: «Un ciclo olímpico requiere mucho esfuerzo y sacrificio para cualquier persona. Por ejemplo, los deportistas tienen que llevar su cuerpo al límite para alcanzar el resultado deseado y mantener o superar su condición física durante cuatro años, en esta faceta como juez internacional son otros factores los que influyen para lograr de nuevo otra clasificación como participar en un número determinado de competiciones o ser juzgado por el comité de jueces internacional. No todos los países han estado presentes, yo he sido la única persona que ha representado la halterofilia española como juez en estos Juegos de París. Es muy difícil conseguir esta plaza y soy consciente de que tengo compañeras y compañeros muy competentes, que merecen asistir así que ahora toca reposar lo vivido y seguir trabajando para que las reglas de la halterofilia se sigan cumpliendo en todas las competiciones».