La capitana de la selección española de hockey hierba repasa en una entrevista para WSL el camino de las RedSticks hacia Río y los propios Juegos, concluidos con un diploma
En la historia reciente de la selección española de hockey hierba femenino, en ese espacio que significó el ciclo olímpico hacia Río 2016, hay un punto de inflexión clave; un antes y un después. Octubre de 2013. Meses antes ya tomó la dirección de la selección absoluta Adrian Lock. Una nueva etapa después de que España se quedase fuera de Londres 2012. Pero en los primeros meses de aquel nuevo proyecto, el nivel competitivo del combinado nacional seguía muy por debajo de las potencias de este deporte. En ese octubre de 2013, Lock planteó al grupo cuál querían que fue se su futuro: seguir siendo una selección a la que pasaban por encima aquellas grandes o por contra querían trabajar por convertirse en una de esas, en un grupo capaz de competir con las potencias.
Hubo unanimidad. Conjura de las RedSticks y el cuerpo técnico. En adelante, un ejercicio de autodisciplina mayúsculo para trabajar en potenciar el nivel físico como punta de lanza, haciendo trabajo extra cada día todas las seleccionables más allá del realizado cada día con sus clubes. Comunicación y transferencia de datos de lo hecho al momento. Incrementar las concentraciones y el tiempo de duración de las mismas. Quizás, con menos de tres años por delante para los Juegos de Río esa cita olímpica no era seguro que se pudiera alcanzar, teniendo el foco puesto también en Tokio 2020.
Ese cambio radical se logró. Un proceso que fue recogiendo frutos y una metodología, dura obviamente, que fue dando respuesta tangible a las jugadoras. Era el camino. El nivel competitivo de la selección española de hockey hierba femenino fue creciendo y un punto álgido fue la World League 3 de Valencia en 2015. Estaban listas para concursar con garantías en Río 2016. La clasificación acabó dándose. A los recientemente finalizados Juegos Olímpicos de Río, llegaron como la catorce del ranking mundial y finalizaron con un meritorio diploma, compitiendo a un nivel altísimo en gran parte de los partidos. Sin duda, aquella idea de Tokio cuenta ya con unos pilares robustos para ensoñar algo más. Rocío Ybarra, capitana de las RedSticks, repasa en una entrevista para WSL el concurso de España en Río de Janeiro.
Estamos en el camino para competir contra las grandes potencias mundiales
«Estamos muy contentas con el resultado que hemos tenido con un diploma. Quizás hay un sabor un poco agridulce, porque empezamos el campeonato con un poco de mala suerte desde mi punto vista. Estábamos jugando bien. Sí es verdad que los nervios en el primer partido nos pasaron un poco de factura, pero igualmente creo que supimos estar a la altura, sobretodo en la parte defensiva a partir de ese partido contra Holanda. Y en la parte ofensiva hemos tenido la mala suerte de que no han querido entrar los goles y hemos tenido que pelear hasta el último minuto para meternos dentro de cuartos», cuenta Ybarra.
La experimentada jugadora concreta que «creo que hicimos un muy buen papel ante China y ante Nueva Zelanda, aunque los resultados no fueron buenos. Pero contra Alemania y Corea por fin entraron los goles y ya pudimos estar donde queríamos. La gente estaba con muchísimas ganas de enfrentarnos a este tipo de retos, de competir contra las mejores selecciones del mundo y fue una pena que perdimos el último partido contra Gran Bretaña. En el primer tiempo, creo que no estuvimos en el partido, no estuvimos presentes y nos dimos cuenta de que se nos estaba yendo el partido después de un 3-0, que ya era muy difícil de remontar. Aunque creo que tuvimos las oportunidades, que una vez más no entraron como nos hubiera gustado. Con todo, enfrentarte a un equipo como Gran Bretaña, que finalmente ha sido la campeona olímpica, demuestra que el nivel es altísimo y no es nada fácil meter goles».
Finalizada la competición, evaluando el trabajo hecho por el grupo comenta respecto al sabor que ha dejado que «hemos ido de menos a más. Creo que los nervios por la falta de experiencia en este tipo de competiciones puede haber pasado factura en algún momento, pero estoy muy contenta. Hemos trabajado muy bien a nivel defensivo en todo el campeonato. Desde luego con muchas cosas por mejorar. Pero el sacrificio, el trabajo de todas mis compañeras y el compromiso ha sido espectacular. Me voy encantada y creo que el equipo debería irse de la misma manera».
El resultado final en los Juegos fue un diploma para España. Meritorio teniendo en cuenta también que llegaron a Río con el ranking más bajo de todas las selecciones (14). Dice Ybarra respecto al diploma y el camino completado en Río que «Tuvimos que trabajárnoslo. Sabíamos que íbamos con el ránking más bajo de todas las selecciones clasificadas, pero hemos demostrado que nuestro nivel es más que suficiente para competir contra las mejores selecciones del mundo. Es verdad que al principio no entraban los goles, pero hemos trabajado por ese diploma, nos hemos sacrificado las unas por las otras para poder llevarnos a casa ese diploma, que igual ahora puede saber a poco, porque veníamos con buena dinámica. Creo que en el partido contra Gran Bretaña podíamos haber hecho algo más. Me voy con la tristeza de no haber hecho un buen papel en el último partido. Creo que después de un tiempo lo veremos de una forma diferente y sabremos apreciar lo que hemos hecho de una forma realista y seguir trabajando para que a la próxima podamos estar más arriba».
Rocío hace referencia a ese cambio radical que ha experimentado la selección española de hockey hierba y que les llevó no sólo a clasificarse para los Juegos de Río, sino a estar a la altura de competir con las selecciones más potentes del mundo: «Ha sido un cambio radical a nivel de mentalidad, de entrenamientos, tuvimos que dar una vuelta de tuerca. Con lo que estábamos haciendo no nos daba la recompensa que buscábamos. Nos podía llevar a ser un equipo de nivel bajo. Sabíamos que no sería nada fácil, que teníamos que cambiarlo todo para que los resultados cambiaran, y sobretodo hacerlo a nivel físico. Esto ha sido la parte fundamental del cambio en la forma de entrenar, así como el hecho de entrenar de forma individual para cuando estuviésemos unidas poder pasarnos a un trabajo más táctico. El aspecto físico ha sido clave y marca la línea general del cambio que se ha hecho».
Analizando el papel hecho no sólo en Río, sino también el escrito para llegar a los Juegos, opina respecto a cómo regresa el equipo y el cuerpo técnico a casa que «en la cara de Adrian —Lock— veo orgullo. Él está muy contento. Sabe que hay mucho trabajo detrás, que un diploma olímpico no es gratis, incluso que la clasificación fue muy complicada. Haber llegado aquí, hacer un buen papel y quedar por encima de selecciones que a priori eran mejores que nosotras por ranking es para estar orgulloso. Y mis compañeras también se van a casa muy contentas, encantadas de una experiencia inolvidable, de un trabajo realizado, de saber que han dado todo en el campo y de que todo lo que hemos trabajado en este tiempo ha merecido la pena. Con este diploma, nos estamos llevando una cosa que creo que cuando pase el tiempo todo el mundo se dará cuenta de que todo esto ha merecido la pena. Todo tiene un porqué y al final estamos en el camino para competir contra las grandes potencias mundiales y haciéndonos nombre dentro del hockey internacional y que se nos vuelva a tener el respeto que creo que merecemos».
Lo que queremos es ser un gran equipo que luche por las medallas
Ybarra reflexiona también a nivel personal: «Me voy un poco triste. No ha salido el hockey que esperaba de mí. Me voy muy contenta porque sé que he hecho todo lo que estaba en mi mano, pero a la vez creo que a nivel personal en cuanto a hockey debería haber aportado más. No he estado en mi mejor nivel. De todas maneras, el trabajo de todo este tiempo me ha enseñado a valorar todo lo que estamos haciendo, todos esas escaleras que hemos estado subiendo hasta llegar a diploma. Sé que con el tiempo lo veré diferente y lo disfrutaré, pero me da mucha pena no haber podido conseguir algo más y, sobretodo, el partido de Inglaterra. Para mí es el que mayor sensación agridulce me deja. La primera media hora estábamos bloqueadas y no supe ayudar al equipo a salir de ese bloqueo y me siento un poco responsable. Me voy triste. De hecho, no vi los últimos partidos de los Juegos porque me hacían un poco daño todavía».
La capitana vivió en Río sus terceros Juegos tras las experiencias de Atenas 2004 y Pekín 2008. «Estoy encantada de haber tenido la posibilidad de tener estar oportunidad y siendo muy realista de dónde estábamos, de lo que era participar en unos Juegos Olímpicos con la dificultad que eso tiene. Más valor le das después de no haber vivido la experiencia de Londres, porque no nos clasificamos. Pasé Río muy concentrada, sabiendo lo que tenía que hacer para los partidos, sabiendo de las distracciones que podían surgir y teniendo muy en mente los objetivos del campeonato y del equipo para hacerlo lo mejor posible. El resumen es la concentración y el disfrute de lo que es competir a ese nivel».
Finalizados los Juegos, lo primero es « descansar, un poco de desconexión, de disfrutar lo que hemos hecho en casa». ¿Cuál es el futuro de las RedSicks? «A medio plazo, es seguir trabajando en la misma línea, sobretodo saber que estamos en una buena situación para poder seguir sumando y que el equipo siga creciendo. Pero a largo plazo tenemos que seguir cambiando cosas para que aunque esta línea vaya bien, sigamos mejorando. Al final, un diploma olímpico no es el objetivo de nadie, sino que lo que queremos es ser un gran equipo que luche por las medallas. Cambiar cosas para cambiar resultados».
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