El Valencia CF Femenino se encuentra en una complejísima situación en la Primera Iberdrola. El equipo de Irene Ferreras suma 14 puntos, ocupa la décimo tercera posición y está con un ‘colchón’ de solo tres puntos sobre el primer equipo, el Betis (con 11), que duerme en zona de descenso. Después de 17 jornadas de la Primera Iberdrola (16 disputadas pues la cuenta general debe recuperar el fin de semana de paro por la huelga respecto a las negociaciones del convenio colectivo), el balance de las cifras dice que han logrado tres victorias, cinco empates y han encajado la friolera de ocho derrotas para un equipo con plantilla para estar entre los puestos cuarto y sexto al menos, y con unas temporadas, ya hace tres con la presente, en las que se ganaba notablemente ocupar puestos en la zona noble de la clasificación, incluso firmar un subcampeonato de Copa de la Reina. Los números también dicen que ha anotado 19 goles en 16 partidos y ha sido batida su portería en 23 ocasiones.
En su último partido disputado el pasado sábado, ante el RCD Espanyol, un histórico y de gran palmarés del fútbol femenino nacional, en el que también deberían dar un paso adelante los altos estamentos del club catalán para ayudar a la sección femenina, el Valencia no pasó del empate ante un conjunto, que es último en la clasificación y que con ese punto lograba el cuarto en lo que va de temporada. Esa igualada significó el noveno partido consecutivo en el que el equipo de Irene Ferreras y su cuerpo técnico, y la plantilla de jugadoras, claro, no logran ganar. Eso son los números, quizás se pudiera profundizar más, pero son los que son y hacen que el Valencia esté en aguas peligrosas respecto al descenso.
[Anotación: Las declaraciones posteriores al partido de Ferreras no fueron afortunadas: primero, por la escasez, casi con la boca pequeña, de autocrítica; segundo, por ensalzar la figura de una jugadora, que en efecto hizo un buen trabajo, pero que no fue la única no tanto solo en el partido, sino en los que se llevan de curso]
[Anotación: Hubo un momento es el que se escudó el personal en las lesiones o en un par de decisiones arbitrales especialmente polémicas a principios de temporada (ante Rayo y Sevilla), sin embargo eso ya no vale]
El asunto es que también hay que subrayar las sensaciones de quienes seguimos el fútbol femenino hace muchos, muchos años; incluso cuando, en el caso del Valencia, no es que se jugara en el Antonio Puchades, es que se hacía en algún anexo de césped artificial de la Ciudad Deportiva de Paterna, o anteriormente en Beniferri. La memoria, además, va más allá.
Pero la cuestión es el ahora (incluso los últimos años, pues no es cosa de unos meses). Lo dicho, las sensaciones son que no queda ni rastro de un buen inicio de temporada no tanto de juego, que también hubo buenos momentos, liderados por Carol Férez, escudados por Natalia Gaitán y formulados con goles de Mari Paz Vilas, así como el trabajo en defensa de Calligaris o Pujadas, sino de actitud, carácter e intensidad global. Los deportes de equipo son cosa de eso, de conjuntos, de bloques, de ‘piñas’ entre plantilla, equipo técnico y estamentos organizativos. Por lo pronto, el juego ya hace mucho que se diluyó y que la identidad se convirtió en algo frágil, y los planteamientos se fueron desmoronando. Se echa en falta mucho. No es cuestión de correr más, sino de correr bien. No es cuestión de tener miedo a que te empaten cuando se tiene un resultado corto, porque te acaban empatando como le ocurrió ante el Espanyol, sino de mostrar agallas siempre y saber en qué club se está. No es cuestión de gritar más o señalar, sino de tener un discurso claro, que aguante la presión, que se sostenga, y que llegue. Y las jugadoras, no todas, pero no pocas, también deben dar un paso adelante.
En todo caso, como reza el título de este artículo de opinión, el Valencia debe mover ficha. Y el señalamiento es a efectos organizativos, estructurales y de inversión. Y el apunte es directo no tanto a la Fundación VCF, en la que como cualquiera imagino que también se hará autocrítica y se buscarán alternativas o soluciones, sino al club, al Valencia CF SAD. Y a su presidente, Anil Murthy. Y a su propietario, Peter Lim. O a quienes estos deleguen los asuntos vinculados a la sección femenina. Ese mover ficha tiene un plano a cortísimo plazo y otro a medio-largo plazo.
A corto plazo, el Valencia debe invertir, debe inyectar dinero para que se garanticen refuerzos ya en la ventana de fichajes de invierno. Igual que se buscan o se buscarían fichajes de invierno para el primer equipo masculino o para el Valencia Mestalla y, como ha sucedido, nunca se tiene presupuesto, pero siempre se acaba haciendo un esfuerzo y sacándolo con alguna fórmula, lo mismo necesita el Femenino. Una apuesta que permita tres o cuatro incorporaciones que signifiquen dar un salto de calidad, además de generar aire fresco. Nada de inventos. Jugadoras, seguramente del escenario internacional, que estén para competir de inmediato. Los equipos de media tabla hacia abajo en la Primera Iberdrola no están parados y están fichando y se están tomando decisiones. Que luego puede salir bien o mal, desde luego. Pero que la inacción no suele ser buena consejera, también.
Cabría recordarles a Murthy, Lim o quien corresponda, que no hace mucho, algunas temporadas hacia atrás, el primer equipo masculino caía y caía. Y, sin embargo, tanto el Femenino como el Mestalla, ponían en valor éxitos o buenas clasificaciones o progresos históricos, porque sí, en efecto, el Valencia en su momento dio un paso adelante para con su sección femenina, que celebra una década. Y aquello, además de que obviamente el club lo debía poner en valor, se utilizaba para tapar las vergüenzas de los otros. Bueno, pues ahora necesita ayuda el Femenino y hay que mover ficha desde el club que es el que le debe inyectar financiación a la Fundación, de la que depende la sección femenina.
Y esto enlaza con el medio-largo plazo (la próxima temporada, vamos). Primero, el club, como ya han hecho otros, debiera trabajar por que el Femenino esté en la estructura del Club. Entiendo y espero que en una Junta General de Accionistas esto no se echaría para atrás. Y segundo, no sería de extrañar que si no hay pasos adelante como en su momento se hizo futbolistas importantes pudieran buscar nuevas opciones profesionales. Sería, sencillamente, lógico. Por tanto, esa apuesta, también económica, debiera permitir, por un lado, sujetar a las mejores futbolistas que se tienen y firmar lo necesario y que, en efecto, ayude a dar un salto de calidad de plantilla. Otros inventos, seguramente, y a modo de opinión, se sustanciarían en que otros clubes sigan pasando por la derecha y por la izquierda a un Valencia que debe mover ficha sin demora.