El Derbi Teika lo albergará Mestalla este sábado a las 18:00 horas y el foco debe estar expresamente dirigido sobre la situación deportiva de uno y otro equipo respecto a su futuro en la Liga F
OPINIÓN
Aterriza este sábado en Mestalla el derbi entre el Valencia y el Levante de la Liga F. Cada ocasión en la que se da la apertura del estadio ‘principal’ en una ciudad para albergar encuentros del campeonato femenino de fútbol, se abren dos líneas muy diferenciadas al respecto. La pura y verazmente deportiva, al calor de los aficionados, con el trasfondo motivacional para las futbolistas por el escenario en el que entran en liza, y, obviamente, por el contenido resultadista, que además en esta ocasión es de extrema urgencia para ambos equipos, dado que están situados en zona de descenso. Pero hay otra interesada variante que se arroga a lo político. Es decir, es habitual la aparición de voces para utilizar este tipo de encuentro —ya saben: un derbi y en Mestalla (como si fuera el caso también de las citas en el Ciutat de València— a su antojo, para ‘hablar de su libro’, para aprovecharse del propio contexto deportivo o incluso para cruzarse líneas de debate —por cierto, vacías o que no van al caso respecto al encuentro deportivo, colándolas con calzador—.
No faltan los ejemplos de meteduras de pata políticas y de aprovechamiento de lo deportivo, que es lo que se debería poner en valor y saber echar un paso —o varios— atrás. La cuestión es dejar libre al deporte y dejar de manosearlo.
En diciembre de 2017, en un mismo contexto de derbi valenciano, el patinazo sobrevino de una declaración institucional unánime de Les Corts Valencianes. Se metieron todos (los colores políticos representados) en el asunto. En enero de 2024, fue desde el grupo Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, a través de su portavoz Papi Robles, desde el que se ponía en valor la celebración de un partido copero (derbi también) que se disputó en el Puchades y se reclamó Mestalla. Precisamente, la pasada campaña, a las puertas del viejo estadio valencianista a Sandra Gómez, como portavoz del grupo municipal socialista, se le ocurrió la ‘genial’ idea de aprovechar a pocos minutos del comienzo del partido —por cierto llegó tarde a su propia convocatoria cuando el himno del Valencia ya sonaba en el interior del recinto para el comienzo del partido—para citar a la prensa para hacer una declaración un domingo al respecto de un fallo del TSJCV sobre la ATE del nuevo Mestalla; había habido hasta dos días previamente para lanzar lícitamente su mensaje respecto al asunto. En fin, de un color u otro, la utilización del deporte femenino, en este particular del fútbol y de los escenarios como Mestalla o el Ciutat, donde, por cierto, acude más prensa de lo habitual respecto al Puchades o a Buñol, para que unos y otros expriman el perfil político importando bien poco el deportivo y, especialmente, las propias futbolistas.
Los ejemplos son más, pero no nos extenderemos por no aburrir al personal. A todo esto se suma el caso de que si bien acuden en ‘masa’ a los palcos Vip de uno u otro campo, o a la tribuna —generalmente con entradas por invitación—, —excepcionales casos hay en positivo—, no sucede en absoluto lo mismo cuando los partidos son en las respectivas ciudades deportivas o ante rivales, más allá de un derbi, de buen cartel. ¿Dónde están entonces? ¿Cuál es el apoyo que predican pero no practican cuando el escenario o el rival ya no es tan cómodo? Lo mismo podría decirse en la línea de tres deportes. Es fácil estar en la Fonteta en un partido de Euroliga o con visitas como Avenida o Girona. Pero y si el rival en Osés Construcción. ¿Dónde está?
La consideración es clara: dejen que se hable, en este particular, de fútbol, de deportistas, de sus situaciones clasificatorias, que ahora mismo son extremadamente complejas y la ciudad, esperemos que no suceda cuando concluya la temporada, podría quedarse sin uno o sin los dos clubes en Liga F para la próxima campaña. Den un paso atrás, que ya se ve lo que sucede cuando dan un paso erróneamente en clave protagonista o interesada. Ayuden al deporte sin manosearlo y ocupar su ventana de visibilidad.
El Valencia, último, está a once puntos de la salvación. El Levante, penúltimo, a cinco. Restan, incluido este Derbi Teika, once jornadas. Las matemáticas, dan. Pero ya no es una situación que descanse en la idea de entrar en lo virtual de los números. La cosa es Valencia, especialmente, y Levante deben acertar mucho en suma de tres y que rivales como Espanyol, Betis o Deportivo fallen mucho de aquí al final de temporada. El encuentro de Mestalla es capital para ambos. Prioritario ya no sólo porque es el partido inmediato, por aquello de ir paso a paso, sino porque efectivamente el valor de los puntos en cuanto al futuro y la permanencia en la máxima categoría del fútbol femenino español peligra.
Como advertían los respectivos entrenadores y capitanas del Valencia y del Levante, Cristian Toro y Marta Carro, y Ángel Saiz y María de Alharilla, en la jornada con los medios de comunicación este miércoles previa al Derbi Teika, los esfuerzos, el trabajo, los pensamientos, los condicionantes físicos, emocionales, tácticos, estratégicos,… trascienden incluso al hecho de ser ese partido de rivalidad y asociado a la etiqueta de ‘fiesta del fútbol femenino valenciano’, pues las urgencias deportivas y de puntuación para seguir siendo equipos de Liga F está por encima de todos.
Obviamente, debe ser un partido para el disfrute del aficionado, que acuda en masa a apoyar a sus equipos, que en la liga femenina suele tener un sentido deportivo sano, salvo cuando se cuelan cafres; no son muchos, pero están fuera de lugar. La cosa es que su apoyo será fundamental. El foco mediático, de los propios clubes, las marcas y patrocinadores, debe estar por y para el aspecto puramente deportivo. Quien no esté en esa línea, lo recomendable, aunque por momentos el ego deja poco espacio a atender al sentido común —y estos se quedan claramente todos en fuera de juego—, no sumará en un partido de fútbol vital para el Valencia y el Levante.












