Esta edición será mi trigésimo novena asistencia a la Copa del Rey como periodista. Espero que no se pare aquí
OPINIÓN
Este año, la Copa del Rey cumple cuarenta años, o mejor dicho, celebra su cuarenta edición. Nació de la mano del Real Club Náutico de Barcelona como Copa Internacional del Mediterráneo, aunque siempre se ha disputado en Palma. Era época de barcos de aluminio, grandes, pequeños y medianos, con un rating muy distinto y un sistema de medición arcaico, que le daba a la competición un sabor especial.
Tuve el honor de asistir desde la segunda edición, cuando ya se llamó Copa del Rey, por lo que este año cubriré mi trigésimo novena edición. No había patrocinadores, ni en la regata ni el los barcos, así como tampoco periodistas de prensa generalista ni del corazón. Solo unos periodistas especializados como Enrique G. Curt, Yolanda Llinas, José Luis de la Viña y poco más.
Llegó Antonio Puig Perfumes como patrocinador general, primero de uno de los triángulos y al año siguiente de la regata entera. La Copa del Rey ya era de Agua Brava, con María Dolores González al frente de todo el entramado y con Teresa Bargalló como «brazo armado» de unas grandes relaciones públicas, que jamás se volverán a repetir.
Comenzaron a invitar a periodistas. Periodistas de medios no especializados, que no sabían nada de vela, pero ahí estaba Curt, Llinas… para enseñarles lo suficiente como para que pudieran opinar. Era un patrocinador que lo hacía todo directamente, sin intermediarios, con su propia gente del departamento de relaciones públicas. Todo les salía bien.
Enrique Puig, el gran cerebro de la regata, era el presidente del Comité Organizador, porque como él decía, Puig ponía el dinero y también lo gestionaba, por lo que no se derrochaba nada y los presupuestos se gastaban.
Era otra época, si, pero por ella pasaron dos métodos de medición, IOR e IMS y hubo grandes ganadores. Acudían a la regata los grandes empresarios europeos como Gardini o Agnelli y se mezclaban con la regata en un Real Club Náutico de Palma totalmente abierto y volcado.
Los tiempos han cambiado desde entonces. Ha cambiado la vela, la economía, la política, la prensa… y también la regata. De dónde salía un ganador, ahora salen once. Se navegaban triángulos olímpicos y algunos barloventos-sotaventos y, se hacía grande y prestigiosa la regata con la disputa de la regata larga de 120 millas para todos los participantes, grandes y pequeños sin distinción. En fin, que cuarenta años no son nada o mucho, según se mire y quien lo mire. Solo espero que la Copa del Rey tenga una larga vida y mejore mucho su planteamiento para que vuelva a ser una de las regatas a tener en cuenta en el calendario internacional. Palma lo merece, el Real Club Náutico lo merece y los regatistas, lo merecemos.