Todavía nos queda por reconocer que las chicas están igual o más capacitadas que nosotros para regatear en España
OPINIÓN
Se están poniendo de moda las regatas exclusivas para chicas. La última la organizada por el Real Club Náutico de La Coruña con la regata Isabel Zendal, que parece que desde que Isabel Ayuso, la brillante Presidenta de la Comunidad de Madrid, tuvo la espectacular idea de construir ese gran hospital al que bautizó Isabel Zendal, todos van apuntándose al carro del reconocimiento a esa gran enfermera gallega.
El caso es que el Monte Real Club de Yates de Bayona fue pionero en la organización de las regatas femeninas con la Ladies Cup, que está incluida en el Trofeo Príncipe de Asturias. Hace unos años lo copió, con menos éxito, el Real Club Náutico de Palma dentro de la Copa del Rey y luego se han ido subiendo al carro más clubes.
Desde que la World Sailing (Federación Internacional) decretó que tenía que haber paridad en los Juegos Olímpicos y obligó que a partir de París 2014 haya clases como el 470 con tripulación mixta, varias regatas como la Ocean Race obligó a los equipos a guardar uno o dos puestos para tripulantes femeninas, medida que algunos equipos aceptaron porque no tuvieron más remedio, en medio de protestas en voz baja.
Antes de todas estas chorradas, en la Vuelta Ibérica ya hubo barcos de tripulación completamente femenina, como el Hola, que protagonizó dos vueltas a España con mucho éxito.
Si de verdad queremos que las mujeres se mezclen con los hombres en las tripulaciones, lo primero que tiene que haber son hombres que asuman que cualquier mujer puede hacer las funciones de un hombre en un barco. Hay puestos en los que sí, pero hay puestos en los que se ha demostrado que no.
Las mujeres ya han demostrado su valía a bordo de los barcos. Varias de ellas han protagonizado regatas oceánicas en solitario y A Dos con más o menos éxito, pero las han acabado.
Lo que no solemos ver por los campos de regatas son mujeres integradas en las tripulaciones de cruceros, aunque cada día son más las que forman parte de algunos equipos de regatas de la clase J80, pero por lo general los campos de regatas de España son masculinos.
Donde la mujer sí tiene una especial relevancia es en los Comités de Regatas, donde algunas desempeñan funciones de grandes damas de la vela, como pueden ser María Torrijo, PRO de la Copa América y de los Juegos Olímpicos y Ariane Mainemare, PRO de la clase Swan50 y de los Maxis.
La vela femenina está plagada de éxitos y los que tienen que llegar, pero aún nos queda mucho para reconocer que las «chicas son guerreras» y que están tanto o más capacitadas que los chicos para regatear en las «grandes» regatas del circuito español.