Las de Miki Oca vuelven a subir a lo más alto del cajón, en una disciplina de equipos, tras 32 años de sequía hispana
WATERPOLO | JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS 2024
Por MARCOS ALMENDRO.- El baño de oro de la selección española femenina de waterpolo, imponiéndose en la final a Australia y garantizándose una medalla de ese mismo metal en los Juegos Olímpicos de París 2024, ha sido el colofón a una andadura espectacular de las hispanas, que han puesto la guinda a un camino salpicado de éxitos en los últimos años. Pero más allá de todo eso, sin desdeñarlo, como tampoco debe hacerse con otros hitos que lleva aparejado ese rotundo triunfo, igualar al equipo masculino de esa especialidad en lo más alto del cajón, aupar en el medallero a una delegación española que se resentía de algunas decepciones de los últimos días… Al margen de todo eso, las de Miki Oca hicieron saltar la banca en el plano de las estadísticas del deporte femenino en Juegos Olímpicos y de la versión de equipos que llegan a lo más alto para hacer sonar el himno de España en unos Juegos.
Un equipo femenino español no conseguía una medalla de oro colectiva desde la lograda por la selección de hockey en los Juegos de Barcelona 1992. Sumó a un medallero que dejó hasta 13 preseas de ese mismo metal y un total de 22 medallas (siete fueron de plata y dos de bronce). Hace 32 años de ello. Eso en clave de deportes de equipo. Respecto a los conjuntos, el último oro fue el que Nuria Cabanillas, Estela Giménez, Marta Baldó, Lorena Guréndez, Tania Lamarca y Estíbaliz Martínez, completando el equipo de gimnasia rítmica, se colgaban de sus cuellos el preciado metal el 2 de agosto de 1996, en los Juegos Olímpicos de Atlanta y donde, coincidentemente, el waterpolo masculino, con el propio Miki Oca en el equipo como jugador, certificaba su oro.
Son datos que, necesaria y urgentemente, tienen que poner en valor, y en su justa medida, la gesta que ha logrado certificar en estos Juegos de París el equipo español femenino de waterpolo con su rotundo y sonoro triunfo ante el bloque australiano, un complicadísimo rival. Se trata, como queda apuntado, de la guinda de oro, el impresionante remate, de una singladura trufada de éxitos y de superación.
Con esta victoria absoluta en los Juegos Olímpicos de París se cierra un círculo que podemos decir que comenzó con el campeonato del Mundo conseguido en 2013 y que luego continuó con los campeonatos continentales europeos de 2014, 2020 y 2022. Sólo faltaba este oro tras sendas platas de los Juegos Olímpicos de Londres y de Tokio, donde se les cruzó su bestia negra, la selección de Estados Unidos. Esta vez, el éxito no tiene parangón y ahí está la propia historia para certificar la grandeza de lo conseguido por las jugadoras de Miki Oka. Enhorabuena.