Andrea Esteban, segunda entrenadora del Valencia CF Femenino, cuya experiencia vital-deportiva como futbolista estuvo marcada por las lesiones de ligamento cruzado anterior, centró el foco de estudio de su TFG en el Grado de Fisioterapia por la Universitat de València en las lesiones en el fútbol femenino español. Fruto de aquel trabajo y de su desarrollo posterior quedaba registrado como artículo científico recientemente como Epidemiology of Injuries in First Division Spanish Women’s Soccer Players, publicado en ‘International Journal of Environmental Research and Public Health’. La entrenadora desarrolla algunas reflexiones en esta entrevista en Visibilitas.com al respecto de este estudio que aporta una objetivación de datos de mucho relieve en el campo de la salud al respecto del fútbol femenino español en Primera División.
-¿Qué significa la publicación de este trabajo científico?
-Para mí es algo muy importante y que pongo en valor, porque es un estudio que hice durante mi último año de la carrera y que tenía muchas ganas de hacer, porque además coincidía con mi penúltima lesión, luego se produjo la última, y estaba muy metida en mi carrera, en mi formación, y quería relacionarlo con aquello que me estaba pasando con esas lesiones consecutivas. De ahí nació la idea de hacer un estudio epidemiológico sobre las lesiones en el fútbol femenino español, porque no había información y era algo que me frustraba un poco, ya que no podía tener esa información que sí tenía de otras ligas femeninas e incluso del fútbol masculino, del que muchísima información. Se lo comenté a mi tutor del TFG, le gustó y nos pusimos en marcha. Es verdad que al final han tardado cuatro añitos en publicarlo, porque es muy complicado publicar un artículo científico, pero ha llegado finalmente y estoy muy contenta de haberlo conseguido. Es un premio al trabajo realizado.
-Hacía hincapié en esa idea de la falta de información o inexistencia al respecto del objeto de estudio en el fútbol femenino.
-Sobre todo porque si hay una ausencia de información no podemos trabajar bien. El tener esa evidencia científica a nuestro lado, el saber por qué se están produciendo esas lesiones, sacar una estadística, una tendencia de cómo se producen, de cuándo se producen, qué relación hay entre unas jugadoras y otras, el momento de la temporada, si se producen en césped artificial o en natural, qué podemos relacionar para tenerlo controlado. A mí me estaban sucediendo esas lesiones y buscaba una relación en mí que no me valía solo conmigo misma, sino que tenía que relacionarlo en cuanto a por qué le estaba sucediendo a otras jugadoras, sobre todo para que no le pase a más jugadoras en un futuro o cuanto menos se reduzca lo más posible la incidencia. Cada día hay más gente involucrada en fútbol femenino, más profesionales que tienen ganas de estudiarlo y creo que ese es el camino. Y eso nos va a hacer mejores y nos permitirá que cada día trabajemos mejor de manera individual, de manera específica en el fútbol femenino, cosa que no se ha hecho hasta ahora. Quería empezar de esa manera y ojalá este trabajo impulse a más profesionales a seguir estudiando el fútbol femenino.
-¿Cómo fue el trabajo de campo para realizar los análisis posteriores?
-Teníamos varias ideas en la cabeza, pero como en aquel momento todavía estaba compitiendo era complicado desplazarse, además de que hay que tener mucho cuidado con la privacidad de las jugadoras y de los clubes. Se tomó la decisión de hacerlo a través de una encuesta, que las jugadoras rellenaban de forma anónima. Contacté con las capitanas de todos los clubes de Primera División Femenina española de fútbol y a partir de ahí les pasaba un cuestionario que tenían que rellenar y era en relación a sus tres últimas temporadas. Qué lesión habían sufrido y de cada lesión les preguntaba cómo había sido, en qué momento de la temporada, si en ese momento había tenido la menstruación o no, si había sido en césped artificial o natural, cuántas semanas habían estado de baja,… y muchos datos más. Hubo algún club y alguna jugadora que en algún momento es una información que no quieres dar, por eso se consiguió el 44% de la muestra cuando la idea era contactar con todas las jugadoras de Primera. Eso fue una limitación a la hora de publicar el artículo. Pero sí es verdad que muchísimas jugadoras al momento respondían el cuestionario y se consiguió muchísima información que pudimos filtrar. Al final, se decidió hacer una sola temporada, para hacerlo más sencillo, la temporada 2016-2017, de la que se sacaron todos los datos que se podían utilizar.
-¿Cuáles fueron las conclusiones iniciales para arrancar?
-Sacas muchos más datos, pero te das cuenta de que al pedirles datos de temporadas más antiguas, sencillamente por una cuestión de olvido, hay un margen de error. Hay jugadoras que porque están formadas en Ciencias de la Salud o porque tienen en ese momento más edad u otros parámetros están más pendientes de esas cuestiones. Al no contactar con los servicios médicos por cuestiones de privacidad es más complicado. Por eso decidimos coger la temporada más cercana, porque había menos margen de error y con las jugadoras podían tener o recordar más información de las lesiones sufridas. Pensamos que era lo más correcto.
-¿Cuáles son los fundamentos que revela el estudio?
-Sobre todo, nos queríamos centrar en zona corporal en la que se situaba la lesión. Por ejemplo, de 113 jugadoras 98 lesiones fueron en el miembro inferior, lo que da una incidencia de 2,97/1.000 horas. Esto nos dice que las lesiones en miembro inferior representan entre un 60 y un 85% del total. En cuanto al tobillo se trata de un 30%, en la rodilla 29,6% y en el muslo un 24,5%, siendo el esguince agudo de tobillo el patrón de lesión principal. Nosotros queríamos identificar cuál era el patrón principal de lesión y como digo era el esguince agudo de tobillo. Algo por lo que yo estaba sufriendo, que era la lesión articular y ligamentosa era algo que queríamos sacar del estudio. Se da que es un 64,3% de las lesiones totales, que es un dato muy alto. Podemos sacar una conclusión que es que las jugadoras tienen una mayor laxitud ligamentosa y/o funcional y una elevada inestabilidad mecánica. Por eso hay más lesiones de este tipo, como, por ejemplo, estamos viendo esta misma temporada del famoso ligamento cruzado anterior (LCA). También se obtuvo que esas lesiones articulares y ligamentosas se producen en acciones sin contacto en un mayor porcentaje, que es algo que está pasando en el fútbol femenino y a lo que estamos acostumbrados en el día a día. Y nos fuimos al foco de las lesiones de rodilla, que de las 113 lesiones recogidas, 29 eran de rodilla y de esas once era LCA.
-Esa incidencia de LCA vemos que es alta cada temporada.
-Pero es destacable, además, yendo al estudio, que de esas once roturas del ligamento cruzado anterior que apuntaba el 100% se produjeron sin contacto; tres se sufrieron durante un entrenamiento y ocho durante la competición; y de esas ocho, cinco fueron durante la última parte de la temporada, donde hay más acumulación de fatiga. Al final, el LCA es una lesión que se produce por una multitud de factores. Es verdad que cada vez se trabaja mejor en el fútbol femenino y se intentan controlar esos factores. Como reflexión, por evidencia científica ya sabemos que las mujeres somos más propensas a sufrir este tipo de lesiones, pero desde mi punto de vista si nos refugiamos en eso estamos cometiendo un error porque no lo controlamos. Es decir, factores anatómicos de las mujeres que nos hacen más propensas a sufrir lesiones de LCA no los podemos cambiar, por tanto hay que preocuparse de lo controlable que es cómo trabajo a esa futbolista, cómo controlo las cargas, cuáles son sus niveles de fuerza,… es decir, en qué puedo incidir para que ese tanto por ciento que me hace ser más propensa lo reduzca. No voy a poder impedir que una jugadora se rompa porque hay factores que yo no controlo, entonces el objetivo es reducir al máximo esa probabilidad, de forma que como profesional de la salud estaría con la conciencia tranquila de que estoy haciendo todo lo posible para reducir esa posibilidad. Este estudio iba encaminado a pasar a datos objetivos algo que ya se sabía. Es decir, ya sabemos esto, vamos a intentar que se reduzca con algo que se puede controlar. Que de once lesiones de LCA el 100% sean en acciones sin contacto es algo que llama la atención.
-En el caso de las lesiones en acciones sin contacto ¿Influye el calzado, la tipología de superficie,…?
-Todo influye. Puede ser la fatiga de la jugadora, que no esté preparada a nivel de fuerza, que su control motor no sea el adecuado, que su control neuromuscular del tronco, de la cadera, de la rodilla, del tobillo no sean el adecuado, que su biomecánica no sea la adecuada,… Al final, en caso de que sea sin contacto, que por ejemplo yo dé un salto y caiga y me desestabilice y acabe lesionándome pueden darse mil factores. Pero puedo controlar ese aterrizaje, el control de una cargada, puedo mejor la estabilidad de mi tronco cuando me están empujando con la perturbación de una compañera,… el objetivo del estudio era ése. Y también poner el foco en qué momento de la temporada sucede para saber en ese momento que tengo que tener un poco más de cuidado por la gestión de cargas. Por ejemplo, las lesiones en competición fueron 56 y en entrenamiento 39. Te hace ver que en competición hay más probabilidad de lesión. Que en competición los valores más altos son al final de temporada por fatiga, por toda la temporada, por la tensión de la temporada. Son cosas que tú puedes saber, pero si no las objetivas en un estudio no tienes el dato evidenciado y creo que logramos el objetivo.
-Como segunda entrenadora del Valencia CF Femenino ¿Cómo articula su experiencia personal y el estudio para trabajar con sus jugadoras?
-Sobre todo, entenderlas a ellas. Todos los profesionales del cuerpo técnico del Valencia encargados de la salud de las futbolistas ya sea preparador físico, fisios, readaptador,… y como segunda entrenadora cuanto más sepa más puedo ayudar en todos los aspectos, estamos en comunicación constante. Al final, es saber el momento de la temporada en el que te encuentras; si un momento tienes que tener más cuidado porque puede haber más propensión. Todos los días las jugadoras pasan un cuestionario wellness para controlar la fatiga, si han dormido bien o mal, su dolor muscular, cómo se encuentran… la fatiga es uno de los factores que más inciden en una lesión. En el caso de las jugadoras que ya han sufrido esta lesión, debes ver cómo puedes ayudarlas. Y esa comunicación es con las jugadoras y con los compañeros para poder saber cómo actuar para reducir en lo posible las lesiones.
-¿Qué figuras han sido importantes en este estudio?
-Debo agradecer a Rodrigo Martín San Agustín, que es el tutor del trabajo, junto con Josep Benítez y a la Universitat de València por la predisposición para dar forma a este trabajo y generar información respecto al deporte, en este caso el fútbol femenino. Quiero subrayar la idea de que sabiendo la propensión en mujeres de lesiones como LCA, no hay que refugiarse en eso, sino buscar soluciones en reducir la incidencia de lesiones como hemos comentado. Que se trabaje con profesionales, que se estudie el fútbol femenino y se siga trabajando en líneas de salud, pero también analizar el juego y el qué nos define.
Foto: Juan Catalán/VCF