Montaner, Itoya y Jover no alcanzaron el corte para acceder a la final de salto de longitud en los Juegos de Río
Indudablemente los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tendrán un significado especial, como sucederá en todos los deportistas, para las tres atletas españolas en la prueba de salto de longitud: Concha Montaner, Juliet Itoya y Mar Jover. Tomaron velocidad por el pasillo y volaron luego hacia el foso. En el momento que arrancó la prueba este martes —madrugada del miércoles en España—, Montaner inscribió en su mayúsculo palmarés su cuarta cita olímpica; especial por el número, al alcance de pocos, y porque presumiblemente serán sus últimos. Y para Itoya y Jover fue el gozo y la sensación única de concursar en sus primeros. El desarrollo de la jornada de clasificación, sin embargo, no llevó a ninguna de ellas a la final del miércoles.
Concha Montaner (L’Eliana, Valencia, 14/1/1981) apareció en la escena olímpica con unos tiernos 19 años. Fue en Sidney 2000, el mismo año que la joven saltadora se proclamó campeona del mundo junior en Santiago de Chile. Sus siguientes Juegos fueron en Pekín 2008, pero por el camino no fue a los de Atenas 2o04, siendo, por cierto campeona de España, con la mejor marca nacional del año y en el top ten mundial y europeo. No fue ella. Representó a España entonces Niurka Montalvo.
Pero llegó Pekín. Y la mala fortuna se le cruzó. En la víspera de la competición, durante un entrenamiento, se rompió un hueso del pie. Montaner, luchadora, de garra, salió a competir, aunque lógicamente la lesión le impidió optar a una final. Pasada la cita olímpica asiática, la saltadora, casada con el que fuera plusmarquista español de velocidad Venancio José Murcia, se quedó embarrada y en 2009 tuvo a su hija Alba. Llegado el momento, Montaner volvió a las pistas y completó otro ciclo que le llevó a Londres 2012. Allí, llegó bien físicamente, pero no tanto mentalmente.
Entonces tenía 31 años. Pero la atleta de L’Eliana, apasionada de su deporte, siguió el camino. En 2014, aquejada de una enfermedad se planteó seriamente retirarse con 33 años. Hubo solución para aquello y decidió amoldar el atletismo a su vida. Desde hace dos años comenzó a entrenar a las órdenes de María Peinado, la que fuera campeona de España de combinadas —once títulos nacionales entre pista cubierta y aire libre—. Un binomio que se marcó como objetivo buscar la clasificación para Río 2016, los que serían sus cuartos Juegos.
Se pusieron manos a la obra. Y poco a poco Concha fue recuperando su mejor versión. Por el camino hubo algún problema a modo de lesiones, pero Montaner, luchadora incontestable, siguió adelante. E incluso sufrió una lesión en el tendón a principios del mes de marzo, ya en el marco del campeonato de España de pista cubierta, que tardó más de lo previsto en recuperarse.
El tiempo pasaba y aquejada todavía de la lesión en el soleo y con problemas en el tendón, acabó cogiendo el tono. En el último mes de camino al cierra límite para acreditar las mínimas, empujó seriamente en Elche y luego en Castellón. Se veía venir y en Sierra Nevada acreditó 6,88 metros, dieciocho centímetros por encima de la mínima olímpica.
El primer objetivo cumplido a sus 35 años y relativamente le sobró tiempo. «Nos fijamos una meta hace dos años y hemos ido con toda la pasión y todo el corazón del mundo», explicó su entrenadora, María Peinado, a WSL, al tiempo que aseguró que «estoy feliz de haber compartido estos dos últimos años esta experiencia con ella y he aprendido mucho. Sobre todo, que imposible no era una opción».
La final se quedó lejos
Concha entró este martes en el estadio Olímpico de Río y se fue a por sus tres tentativas para pujar por la final. Otro de los sueños. Tres brincos buenos con marcas, sin embargo insuficientes para acceder a esa final: 6,23 – 6, 23 y 6-32. Completado el último intento, viendo que no pasaba, Concha mostró esa sonrisa y alzó los brazos aplaudiendo al público. Como siempre. Había dado la cara, aunque compitió mermada. «Al final ha llegado con molestias cuando más fina de forma estaba y esto le ha impedido competir al ciento por ciento», comentó Peinado.
«No hay ningún reproche que hacerle a Concha. El objetivo era estar en los Juegos, los que serán sus últimos Juegos. Levantarse como lo ha hecho después de los últimos años que llevaba eso sólo lo hace una campeona. Estoy orgullosa de Concha por su lucha, por su entrega, por su ilusión, por su fortaleza, por resurgir y no rendirse, por soñarlo y hacerlo posible», comentó.
En el grupo de clasificación B, compartieron Juliet Itoya (Benin City, Nigeria, 17/8/1986) y Mar Jover (Alicante, 21/4/1988). Debutantes ambas con 30 años y 28 respectivamente. Éstas recordarán Río porque fue donde debutaron y vivieron la experiencia de unos Juegos Olímpicos. A ese acontecimiento deportivo, en un deporte tan exigente y exigido como el atletismo, donde es tan difícil la clasificación. De hecho, a lo largo de la temporada las atletas ya advirtieron de la exigencia de un mínima importante.
La hispano nigeriana acreditó esta temporada una marca de 6,79 metros. Se abrían las puertas de Río. Itoya comenzó el concurso con un 6,35, que acabó siendo su mejor registro. Se mostró con buen tono la pupila de Juan Carlos Álvarez, pero los dos siguientes intentos fueron un nulo y un 5,69. Las puertas de la final, que se quedaron en un corte de 6,53 se cerraron.
La alicantina, por su parte, hizo la marca mínima hace un año en Sierra Nevada con un salto de 6,78. Jover fue, no obstante, la saltadora de las tres españolas que más lejos se quedó de las opciones de final. Empezó con un nulo y luego encadenó dos saltos que no superaron los seis metros: 5,82 y 5,90.
No hubo premio para Jerez
En la sesión matinal del martes, concursó la atleta mallorquina Caridad Jerez, cuatro veces campeona de España de 100 metros vallas. La corredora balear quedó eliminada en la primera ronda con un tiempo de 13.26 segundos. Jerez, como Itoya y Jerez, era debutante en unos Juegos Oímpicos, de modo que abraza la experiencia por primera vez de competir en el evento deportivo más importante del mundo. Caridad tomó la salida en la primera de las seis series de clasificación para semifinales. El pase estaba en las tres primeras de cada serie y en los seis mejores tiempos, pero la balear no pudo alcanzarlos.
Ortega, plata olímpica
En categoría masculina, Orlando Ortega compitió en la final de 110 metros vallas y pasó segundo por meta con un tiempo de 13.17 sólo por detrás del jamaicano McLeod. Plata para el vallista de origen cubano. Décimo tercera medalla olímpica para el atletismo español en la historia. Joan Lino Martínez, en longitud, consiguió la última en Atenas 2004. La plata de Ortega es la séptima del Equipo Olimpico Español en Río tras el oro y bronce de Mireia Belmonte en natación, el oro de Maialen Chourraut en piragüismo, el oro de Rafa Nadal y Marc López en dobles en tenis, el oro logrado este mismo martes por Marcus Walz en piragüismo K1 1000 y el bronce de Lidia Valentín en halterofilia.
La jornada también dio para la exhibición de Bruno Hortelano. El velocista campeón de Europa debutó en los Juegos en el 200. Su tiempo de 20.12 le dio para ganar su serie ante el jamaicano Johan Blake, meterse en semifinales y batir su propio récord de España. Además, Sergio Fernández, subcampeón de 400 vallas, aunque no logró pasar a la final batió el récord de España con un tiempo de 48.87.