Derriba a la jugadora china Xuerui Li, número 3 del mundo, y se mete en la final de bádminton de los Juegos de Río
Inmenso es el cambio de la Carolina Marín de Londres 2012 a la de Río 2016. Llegó tímida a la cita británica, con 19 años y escasa experiencia internacional, y se despidió en la misma fase de grupos del torneo de bádminton. Cuatro años después, con un crecimiento brutal y amasando dos coronas mundiales y otras dos continentales, siempre de la mano de su entrenador Fernando Rivas, sencillamente está ejecutando lo que advirtió como objetivo innnegociable para Río: «No firmo otra medalla que no sea el oro». Derrotó a la vigente campeona olímpica Xuerui Li este jueves por 14-21 y 16-21 e inscribió su nombre en la final por ese metal ansiado.
La española comenzó a escribir su historia dorada, que no su ascendente recorrido, precisamente contra la jugadora china. El 31 de agosto de 2014, la onubense invitó a España a asomarse al balcón del bádminton con la final del campeonato del mundo de Conpenhage después de una excelente competición. Y allí se enfrentó a Li. Marín, entonces décima preclasificada del aquel Mundial, emocionó con su garra y su juego y su victoria por 17-21, 21-17 y 21-18. En 2015, se adjudicó otro oro planetario en Yakarta. Y en en ese recorrido, dos campeonatos de Europa.
Armaba en su interior el gran objetivo. ‘Caro’ quería el oro olímpico, el que precisamente Li ganó en Londres 2012. Y este jueves se reencontraron en Río. En semifinales. La número uno del mundo, la española, contra la número tres, la china. Y Marín sencillamente volvió a afrontar un partido con una concentración máxima, intenso, voraz en su juego. Así se ha mostrado desde que comenzó su concurso en Río. Y ante Li, en un partido que estaba previsto que fuera duro ante una de las top del circuito mundial del bádminton, no mostró debilidad alguna, ninguna grieta, ninguna muesca en su plan por el oro. La preparación del último año se enfocó táctica, técnica, física y mentalmente a los Juegos en busca de ese innegociable oro.
Juego voraz
Lo que es seguro es que Carolina Marín asegura la plata como finalista. Ahora tendrá que redondear un torneo ambicioso y rotundo refrendando ese oro ansiado. La española arrancó su semifinal frente a Li fuerte, llevando la iniciativa tanto delante como detrás y con volantes muy rápidos. Jugó muy ofensiva, centrada, dominando de centro a la red. Y en las defensas estuvo pretoriana. El peligro de Li, durísima rival la vigente campeona olímpica y número tres del mundo, estuvo en el juego tenso, que Marín trató de sofocar restando velocidad al volante.
En el intercambio de goles de volante, la onubense llevó la iniciativa. Pero Li, con ese juego tenso, logró ajustar el marcador a 11-13 para la española mediado el primer set. Marín siguió seria, sobria, concentradísima en las defensas y llevando el juego a la derecha de Li, donde la asiática era menos efectiva. Carolina siguió fuerte yendo hacia la red y Li en la zona de rectificado. Acabó adjudicándose el primer set la española por 14-21.

Lesión de Li, que no empaña el partidazo de Marín
Tomó la iniciativa Li en el comienzo del segundo set. Tremenda defensivamente y con Carolina restando para salir de la zona de rectificado hacia la red. Debía volver a encontrar la posición de juego más cómoda para su plan de juego. A las ventajas iniciales de la asiática, Marín le dio la vuelta con un excelente punto para el 4-6 a su favor. Pero su oponente volvió a subir el nivel, a buscar el juego tenso y se fue a una renta de más tres (9-6). La fuerza mental y la seguridad con la que está compitiendo la española en estos es incuestionable. Y no dejó que Li pensase que podía igualar el partido y forzar el tercer set.
Igualó a 14 la onubense. Rapidísima en la continuidad de sus golpes, le dio la vuelta al marcador. Partido brillante de Carolina. Con el 16-18 para ésta, a Li se le quedó enganchada la rodilla izquierda, en la que ha sufrido dos lesiones muy graves. Pidió la asistencia. Entró el médico de la organización. Se le aplicó un vendaje compresivo. Requirió a su fisio, que estaba en la grada, pero no fue con el beneplácito de los médicos brasileños. Por fin actuó la fisio asiática. Poco pudo hacer. Li se colocó el vendaje, se levantó y procuró acabar el partido con evidentes molestias. No tuvo problemas Marín para anotar los últimos tres puntos, ganar el set y el partido. Gritó Carolina. Se abrazó a Rivas, con el que ha estado desarrollando su crecimiento imparable en los últimos nueve años. Ahora, el sueño, el oro está a tiro.