OPINIÓN
Por Tere Saurí, exfutbolista y entrenadora
El 20 de agosto de 2023 quedará en la retina de muchas mujeres que siempre tuvimos pasión por este deporte, mujeres que soñábamos vivir momentos inolvidables juntas, mujeres que hoy, sobre las 14.00h hemos derramado alguna que otra lágrima por sentirnos partícipes de esta hazaña de ser CAMPEONAS DEL MUNDO.
Son varios los grupos que tenemos de WhatsApp y los mensajes salían solo del corazón, del alma, unas, las que más, llorando, otras con la piel de gallina, otras incrédulas, pero todas ORGULLOSAS de, en algún momento, haber pertenecido a esas otras generaciones que luchamos, para que se reconociera nuestro derecho a disfrutar de lo que más nos gustaba en la vida, jugar a fútbol.
Y lo hemos vivido muy de cerca, lo hemos hecho muy nuestro, porque estas jugadoras, estas CAMPEONAS DEL MUNDO, en cada entrevista, en cada aparición en los medios, se han acordado de todas nosotras, de las que luchamos para que hoy ellas pudieran estar ahí.
Y es que no es fácil que, en estos momentos de euforia, en el que solo piensas en tu familia, en tus seres queridos, en tus comienzos, ellas se hayan acordado, de las que empezaron todo esto.
Pero el colofón viene cuando una vez terminado todo, viviendo cada momento pegada al televisor con una envidia sanísima y sintiendo ese orgullo escuchándolas hablar, recibes una videollamada, miras el teléfono y puf, vaya sorpresa, es Ivana Andrés, la capitana de la selección, la mujer que ha levantado esa copa y que quiere compartir ese momento con el grupo de jugadoras del DSV (Colegio Alemán) que empezamos con ella, para hacernos partícipes de su alegría, para darnos las gracias por ayudarla y para decirnos que sí, que la Copa que tiene en la mano, también es nuestra.
Así que gracias, gracias por acordaros, por hacer que uno de los días más importantes de vuestra carrera deportiva, también sea un poquito nuestro.
Hoy, muchas mujeres, a miles de kilómetros, nos hemos sentido CAMPEONAS DEL MUNDO, porque vosotras, así nos lo habéis hecho llegar.
Solo nos queda felicitaros de corazón y daros la más sincera enhorabuena y gritar bien alto que el fútbol español, llevará para siempre una preciosa estrella en su pecho, y estamos convencidas que no será la última.