OPINIÓN
Por David Ferrís, periodista deportivo especializado en fútbol femenino
La selección española femenina de fútbol es campeona del mundo. En el momento más feliz en la historia del fútbol femenino aparecen y aparecerá mucha gente con ganas de colgarse medallas. Políticos y políticas que van a ser las primeras personas en escribir mensajes en sus redes sociales para aparentar que les interesa lo más mínimo este deporte. Periodistas que durante los últimos años han dado una cobertura irrisoria a los logros del fútbol femenino español y que, hoy, resaltarán el papel del seleccionador con tal de seguir venciendo en sus guerras personales. Otras personas que se encargarán de seguir alimentando debates absurdos en lugar de celebrar una hazaña histórica.
Por todo eso, quiero recordar que esta España no es la de un seleccionador, un presidente de la Real Federación Española de fútbol o una jugadora concreta. Esta es la España de todas. De todas aquellas que iniciaron el camino hace tantos años que ni se recuerda. Aquellas que tenían que jugar a escondidas porque no podían jugar a un deporte de hombres. Es la España de las que lucharon para que cada niña que quisiera pudiera jugar a fútbol sin recibir las prohibiciones de su entorno ni los comentarios machistas de nadie.
Hoy, en el campo, Olga Carmona ha marcado el gol que todas las pioneras habrían soñado con poder marcar. Pero ellas hicieron algo todavía mucho más importante que marcar el gol de la final de un Mundial. Ellas pusieron la primera piedra para que niñas que hoy son mujeres campeonas del mundo decidieran que su vida tenía que estar ligada al fútbol. Por eso, gracias a todas y cada una de las mujeres que decidieron ser valientes y apostar por jugar a fútbol cuando nadie creía que eso fuera posible. Esa primera estrella también es vuestra.