Su arraigo con el hockey hierba es mayúsculamente firme. Inquebrantables las raíces, porque es de cuna de esto del palo y la bola; porque nació allá donde es una disciplina incontestable; porque, siendo innato lo suyo con este deporte, además tiene un nervio competitivo indudable para que su camino haya llegado lejos y todavía no tenga meta, aunque sí grandes paradas. Gloria Comerma Broto (Terrassa, 18/4/1987), integrante de la selección española, que tiene en el Egara su casa deportiva y hoy en Bélgica su club donde seguir progresando, abraza la conversación para contar su historia con una mirada intensa y sincera. «El hockey es mi estilo de vida, es mi prioridad y con los Juegos de Río de fondo casi una obsesión», significa sobre un deporte al que se asomó con cinco años y ya luego ha sido y es todo.
Sus abuelos. Su padre. Su familia, en suma. Hechos al hockey de Terrassa, de donde han salido muchos de los mejores. «Si eres de Terrassa y te viene de familia, no te salvas», dice Gloria, que empezó a los cinco años a coger el palo y juguetear ya en la escuela de Egara. «Desde pequeña era de ir a entrenar entre semana, de estar siempre con el stick en el patio de casa y de llevar el palo debajo del brazo cada domingo. Nos juntábamos cuatro o cinco amigas y echábamos muchas horas jugando», recuerda.
Siempre en el Egara, aunque con un paso por el Línea 22, además de las experiencias, como se da el caso esta temporada, en Bélgica, la selección le llamó por primera vez con trece años para la sub’16 pudiendo competir en copas de Europa y torneos Cuatro Naciones. Una conjugación de experiencias con lo innato de su talento, que le llevaron al pensamiento de que quería más labrando un camino en el alto rendimiento del hockey hierba. Luego, le llegó el tiempo con la sub’18. En ambas categorías acabó siendo capitana y asumiendo un papel importante. El paso por la sub’21 no fue largo, pero le dio para ir a una Copa de Europa y al Mundial de Chile: «Fueron unos años en los que disfrutas una serie de experiencias muy importantes y en los que tienes claro que el hockey es la prioridad».
A la selección absoluta llegó con diecisiete años, viviendo los Juegos de Pekín 2008, el doloroso momento de no clasificarse para Londres, y el trabajo brillante con Adrian Lock en los últimos tres años que presumiblemente le llevará a los Juegos de Río, para los que España ya tiene el billete sacado. «Recuerdo Pekín con muchas fotos, con muchos momentos visuales, que me guardaré toda la vida, pero me acuerdo poco del campo de hockey. Quedarse fuera de Londres fue bastante duro. En mi caso, era un buen momento para vivir otros Juegos, además en una buena edad (24 años). Después de Londres perdí un poco la ilusión. Tuve una lucha de interna para decidir si quería iniciar de nuevo el camino. Y decidí que sí porque recompensa todo el trabajo y esfuerzo que hay detrás”.
En los tres últimos años, se ha ido forjando un proyecto voraz y con total credibilidad de la mano de Adrian Lock. El seleccionador y su cuerpo técnico han logrado cambiar el chip de las jugadoras por una causa común en clave olímpica. «Nos ha transmitido que el hockey tiene que ser nuestra prioridad y para conseguir un nivel adecuado para poder competir teníamos que cambiar mucho el chip. Nos ha hecho ver que si no trabajamos cien veces más de lo que trabajábamos es imposible y realmente ha sido así. El cambio se ha dado y el grupo está súper comprometido. Las horas que Adrian ha metido y la confianza en el proyecto le ha salido bien porque es un apasionado de esto», explica Comerma.
Aprovechan al máximo las concentraciones. Pero cuando las jugadoras regresan a sus respectivos equipos, sea en España, Holanda o Bélgica, realizan un trabajo específico y regulado. El cuerpo técnico les traslada los planes y las herramientas que necesitan para seguir creciendo. Y el ritual que siguen está totalmente aprehendido. Un todo que, pasando por Valencia, les ha permitido clasificarse para los Juegos de Río de Janeiro: «Tengo muchas ganas de, si estoy seleccionada, vivirlo totalmente al revés que Pekín. Tener pocas fotos, pero muchos momentos en el campo, compitiendo, sufriendo, marcando goles —seguramente mostrando sus ‘Comermazos‘—,… quiero hacer este cambio. He vivido unos Juegos en ese ámbito social, y no me arrepiento de nada porque por edad creo que tenía que vivirlos un poco así, pero ahora quiero vivirlos de otra manera». Coincidió en Pekín 2008 con la capitana, Rocío Ybarra (ésta también estuvo en Atenas 2004), con la portera María López de Eguilaz, y con Gigi Oliva.
Cercana en su discurso, reflexionando sobre lo vivido y las personas conocidas, subraya lo aprendido de los entrenadores que ha tenido, especialmente de Lock y su manera de ver el hockey que le ayudado a la propia Gloria a cambiarla, pero aún más significa como referencia a su padre —‘ha sido y es mi fan número uno; de pequeña me hacía correcciones y en ese momento no me gustaba, pero con el tiempo he sabido valorarlo‘— y a su compañera Georgina «Gigi» Oliva —‘creo que es un ejemplo a seguir. Es impresionante la arrancada del último año, ganándose estar muy bien valorada a nivel internacional‘—.
Gloria centra todo en el hockey. Es su vida. Terminó la carrera de Publicidad y cursa ahora un Máster en redes sociales y marketing online. Pero prioriza su deporte. Y vive experiencias como jugar en Bélgica. Da para vivir por el momento de su deporte. El mañana se verá. Ese mañana más próximo se llama Río. «Pase lo que pase, espero que cuando ya no juegue profesionalmente a hockey se me vea como alguien que jugó con pasión, que siempre lo dio todo en el campo, luchadora, comprometida, disfrutando de este deporte».
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