Los de Río de Janeiro serán sus quintos Juegos Paralímpicos. Y para ella, cada edición, siempre es una nueva historia, en la que parecen inevitables los nervios de la competición. Esa chispa se mantiene intacta. Con más experiencia, pero sin perder el cosquilleo. Teresa Perales Fernández (Zaragoza, 29/12/1975), referencia de la natación, lidera al equipo español en la cita brasileña, a la que va a engrosar su ya trufado palmarés de metales paralímpicos.
Teresa guarda siempre una sonrisa y un tono amable, cercano y reflexivo en la conversación. Y no le distraen las medallas logradas en su trayectoria paralímpica. Y eso que cuenta con 22 preseas entre oros (seis), platas (seis) y bronces (diez) desde sus primeros Juegos en Sidney 2000, seguidos de Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012. Las disfrutó en su momento, pero en el deporte la memoria es bastante corta y la nadadora aragonesa buscará en la piscina de Río, donde competirá en seis pruebas, más respuestas al trabajo acumulado; mucho y por momentos invisible para el público.
La nadadora, que competirá en las categorías S5, SB4 y SM5 vinculadas a discapacidad física, repasa en una entrevista para este portal el camino a Río de Janeiro y las expectativas que allí tiene. Los Juegos son la guinda. Un premio ya es lograr la clasificación. Seguramente lo más reconocido después de un ciclo esencial y costoso para lograr ese punto de visibilidad que significa una cita paralímpica.
«Es verdad que la gente lo que suele ver es el último momento en el que estamos en el poyete antes de tirarnos a la piscina o en el tartán a punto del pistoletazo de salida en unos Juegos. Pero efectivamente detrás hay mucho trabajo. Muchos días horrorosos en los que no te sale nada, en los que no puedes con tu alma. También días maravillosos en los que te sientes muy orgulloso porque has hecho un gran trabajo a pesar de que la marca no sea la que buscabas. En cualquier caso, hay muchos días en los que tienes la ilusión a flor de piel», explica Teresa.
El ciclo de trabajo para la clasificación para unos Juegos es durísimo. Incluso grandes deportistas acaban quedándose sin premio. Para los que llegan como para los que no lo logran, existen capítulos de todo tipo en ese ciclo: «Hay momentos en los que te encuentras muy solo, muy desangelado en el camino y es como pelear durante cuatro años para algo que tardas cuatro años en conseguir ver. Vas viviendo paso a paso Europeos, Mundiales, Open Internacionales… Y luego cuando llegas a los Juegos te la juegas en un día, en tres días,… Incluso la misma clasificación para los Juegos te la juegas en nada. Creo que ya sólo el hecho de llegar es algo increíble. En nuestro caso, sólo cuatro mil y pico deportistas en todo el mundo somos los que nos clasificamos para unos Juegos».
«Lo bueno del deporte y a la vez lo complicado es que te tienes que motivar tú mismo, que tienes que saber que el día D y la hora H en realidad son casi todos los días»
Considera la nadadora zaragozana algo que a menudo se pasa por alto desde fuera del ámbito puramente deportivo: «El regalo y el premio ya es casi el poder llegar. Una vez allí sólo te falta poner la guinda del pastel que es conseguir la medalla o aquella marca o puesto que andabas persiguiendo. Pero es verdad que es un camino que no es corto, que es muy a largo plazo, que a veces no son cuatro años, sino dos Paralimpiadas enteras las que te pasas preparando. Hay gente joven que se ve que todavía no ha florecido del todo y les queda todavía otros cuatro años para conseguirlo. Luego, es un camino que merece la pena».
Y ese momento en el que a un deportista lo ven a punto de competir en unos Juegos, viene precedido desgraciadamente de un camino con excesiva invisibilidad en un país como España: «Muchas veces permanecemos como desaparecidos, como en tierra de nadie y la gente no se entera de que estamos entrenando y compitiendo mucho. La competición es la puesta en escena, la parte bonita, pero para llegar a la gran competición tienes que tener muchos días en los que compites contigo mismo. Esos días no te ponen la medalla, ni tienes un público que te jalea o que te aplauda cuando logras los éxitos de la preparación. Lo bueno del deporte y a la vez lo complicado es que te tienes que motivar tú mismo, que tienes que saber que el día D y la hora H en realidad son casi todos los días. Ese momento en el que dices no puedo más y, sin embargo, tienes que seguir. Ese momento en el que dices este metro me está costando un montón: ‘¿Y si me lo escaqueo?’. Y no te lo puedes escaquear porque quizás luego de ello depende la medalla».
Y existen etapas complejas, en las que uno podría plantearse dejarlo todo. La nadadora subraya al respecto que «hay momentos de pensar en tirar la toalla sin lugar a dudas. ¿Cómo se contrarresta? En mi caso, recordando los momentos buenos pasados y ansiando los momentos buenos futuros, pensando que se puede conseguir. Teniendo presente que por qué no lo voy a seguir intentando. Quién sabe, igual lo consigo».

Teresa Perales atesora una carrera longeva y exitosa. A Río de Janeiro va a dar su máximo. ¿Qué planes tiene una vez complete sus quintos Juegos Paralímpicos? «No cierro la puerta y, de hecho, creo que seguiré entrenando y compitiendo. No sé si llegaré a Tokio, pero desde luego no tiro la toalla, no me retiro en Río. Quiero pensar que hay algo más después de Río y que me espera todavía más competición. De momento, vamos paso a paso, vamos a Río y deseando llegar el mayor número de medallas posible, de los mejores colores posible, y, sobretodo, que me sienta contenta. El color de la medalla no va a veces unido al sentimiento. A veces un oro no te sabe a oro y un bronce te sabe a gloria. Depende de cada uno cómo lo siente en cada momento y de qué expectativas tenía para cada prueba».
A las veintidós medallas logradas en los diferentes Juegos en los que ha participado, suma preseas mundiales y continentales o nacionales. Espectacular es la hoja de servicios de la aragonesa a la natación paralímpica. Pero en ningún caso se siente saturada. Sin duda quiere más y el ganar no es monótono o rutinario. «No te acostumbras porque no esta garantizado. Si fuera fácil, pues aún, pero como no es fácil y tienes que pelearlo tanto, tanto. Realmente es esa adrenalina que siempre está presente. Y es que puede pasar cualquier cosa. En pruebas de 50 metros, son décimas de segundo lo que te da las medallas o lo que ni siquiera te da para entrar en la final. Se mantiene la incertidumbre y eso es lo que nos pica a los deportistas, esa incertidumbre de no ir de sobrados y de saber que todo puede pasar», reflexiona.
Perales mantiene respecto a sus expectativas personales en los Juegos de Río que «intentar subir al pódium en todas las pruebas sería lo ideal. Sé que es difícil y que es un objetivo muy ambicioso, porque además hay tres nadadoras chinas que han salido fuertes. Antes eran dos y ahora son tres. Son muy jovencitas. Sé que me van a poner las cosas difíciles, pero tengo la experiencia y espero que eso juegue a mi favor. En cualquier caso, será plantarme en la cámara de salida y decir he hecho un buen trabajo, quiero terminarlo bien, y quiero dar lo mejor de mí en cada prueba».
Teresa Perales es una voz autorizada como embajadora del Equipo Paralímpico Español, del que dice respecto a Río que «llevamos mucha ilusión en todos los deportes en los que tenemos representantes. Creo que vamos a lograr estar en el medallero entre los primeros puestos del ránking, que vamos a repetir lo que hicimos en Londres y lo que hemos venido haciendo también históricamente. Obviamente, es difícil, porque todos los países se han vuelto muy profesionales. Nosotros también, pero esta circunstancia hace que se haya igualado más de lo que pasaba antes. Estoy convencida de que el equipo español lo va a hacer fantástico».
«Sé que me van a poner las cosas difíciles, pero tengo la experiencia y espero que eso juegue a mi favor»
La experimentada nadadora, paralímpica desde Sidney 2000, considera respecto a la identificación de un punto de inflexión para los Juegos Paralímpicos que «hubo un antes y un después en Barcelona 1992. Y el siguiente fue en Londres. En el segundo caso, más por los medios de comunicación, por la repercusión mediática que tuvo. Para nosotros sigue siendo lo mismo. Pero para el público en general no. Es como que ahora existimos y antes… bueno… era algo que pasaba después de los Olímpicos. La gente no tenía tanto conocimiento como ahora. Hay muchos nombres paralímpicos ahora que son conocidos, vamos por la calle y nos reconocen como a otros deportistas y eso quizás ha sido el gran cambio del deporte paralímpico».
Considera respecto al cómo gestionar ese cambio mediático que «tiene su parte bonita. Digamos la parte social. Los niños nos estudian en los colegios, saben nuestras historias y se emocionan con nosotros. Y así es como se genera la cultura y el deseo de conocer más lo que estamos haciendo. Y así es como la gente entiende que somos deportistas profesionales y entrenamos cuatro años de nuestra vida dedicándonos en cuerpo y alma para lograr el mismo sueño que tienen otros deportistas olímpicos».
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