El Director de Fútbol Femenino de La Liga atiende a Visibilitas en una entrevista donde repasa los progresos y la hoja de ruta de crecimiento
Pedro Malabia (1980) asumió el cargo de director de fútbol femenino de La Liga hace un año y medio. Tiempo en el que los cambios estructurales y de visibilidad de la Primera División han sido sustanciales. Conscientes de que queda mucho trabajo por hacer, siguen una hoja de ruta trabajada, que esperan seguir desarrollando desde la sostenibilidad y la humildad, pero mirando hacia un impulsar la máxima categoría del fútbol femenino hacia las mejores de Europa.
Malabia lleva en el fútbol femenino 18 años. Siendo todavía estudiante de último curso en el Colegio Alemán de Valencia, junto a dos compañeros, respondió a la petición de ayuda de unas niñas de 14 años por comenzar a jugar. Del patio de aquel colegio se originó luego un equipo federado. «El primer año perdimos todos los partidos y a nivel deportivo fue un desastre. Pero había ilusión y el hecho de que querían avanzar», recuerda. Y de la nada progresivamente fueron ascendiendo hasta llegar a Superliga. En 2009, se fusionaron con el Valencia, siendo clave su Fundación y el papel de Pablo Mantilla. Hoy el Valencia, que no tenía tradición de sección de fútbol femenino, es uno de los referentes de la Liga Iberdrola. Malabia salió ante la llamada de un proyecto grande de competición global, que recogió con responsabilidad y un reto.
—Desde que arrancaron su proyecto y respecto a las medidas que ya han integrado en la liga de fútbol femenino ¿qué análisis hacen?
—Vamos cumpliendo los hitos que nos habíamos marcado y creemos que llevamos la línea correcta, aunque somos conscientes de que queda mucho trabajo. Vamos avanzando tanto con los clubes, como a nivel de competición, como a nivel de visibilidad… Entre los aspectos que queremos trabajar está la imagen de los campos y su percepción audiovisual; es uno de los retos que tiene el fútbol femenino: mejorar cuanto más podamos las instalaciones.
—El asunto de los campos de juego se puede afrontar desde diferentes perspectivas: como terreno de juego, como instalación, como producto televisivo, como lugar atractivo y cómodo para el aficionado que va creciendo…
—El crecimiento del fútbol femenino va a requerir que haya unas mejoras en una serie de aspectos para que puedan implementarse. Tenemos en nuestra hoja de ruta sentarnos con la Real Federación Española de Fútbol para trazar unos requisitos mínimos para participar en Primera División. El futuro del fútbol femenino español a pocos años vista debería desarrollarse en césped natural, por ejemplo, o que se cumplan unos requisitos a nivel de instalaciones, de vestuarios, de seguridad… Como es lógico todo debe ser progresivo. Hay que tener en cuenta que no todos los clubes tienen propiedades privadas o estadios en los que poder trabajar.
Uno de los retos que tiene el fútbol femenino: mejorar cuanto más podamos las instalaciones
—¿Cómo se articularían los cambios necesarios?
—Lo primero que hay que trazar es qué queremos ser. La Liga y los clubes están muy alineados en lo que queremos ser y en qué queremos convertir el producto. A partir de ahí es definir qué cambios son necesarios para alcanzar el objetivo. A nivel puro de instalaciones, habrá que ir de la mano de la federación, organizadora de la competición, para que sea algo que podamos exigir como uno de los requisitos para poder participar; que haya unos requisitos mínimos igual que en otras competiciones. Lógicamente, habrá que ir analizando caso por caso, viendo cómo cada club puede acometer esas circunstancias. El objetivo es ayudarles a conseguirlos. En algunos casos, por ejemplo, habrá que interceder en ayudarles a alquilar otras instalaciones. Los clubes están empezando a entender que hay más aficionados, que es un producto interesante y que requiere de un entorno mejor.
—¿Y cómo entienden los campos como producto?
—La percepción de lo que mostremos, la imagen audiovisual, el cuidado de ciertos detalles de la instalación y del juego es clave para crecer. Los clubes aprobaron hace un par de semanas una serie de medidas de homogeneización de la imagen y del cuidado de las instalaciones: desde que los petos de los fotógrafos, de los medios con o sin derechos, de los recogepelotas sean todos los mismos en la categoría, a hojas de alineaciones iguales, a las acreditaciones, a que los protocolos de salida al campo exactamente igual… Se ha instaurado la figura de director de partido para que supervise y se cumplan las medidas aprobadas. Al final, nos inspiramos en lo que se ha hecho en esta casa: poner orden en la imagen audiovisual. Lo que tenemos que hacer es limpiar la casa y poner orden para poder enseñarla.
—¿Tienen fijado un plan para ayudar a los clubes a desarrollar estas cuestiones?
—En la última asamblea de los clubes estuvo el presidente de la La Liga, Javier Tebas, y ya lanzó este tema. Es decir, vamos a empezar a trabajar en las necesidades que tienen los clubes en la mejora de sus instalaciones y los clubes a su vez van a trabajar en realizar sus proyectos de mejora para hacer frente a ciertas medidas. Mandarán esos proyectos para que el presidente los estudie y considere si una parte del presupuesto de La Liga puede ir destinado a este tipo de infraestrusturas que son clave.
—¿Cómo se gestiona o a qué va destinado el dinero que aporta La Liga al fútbol femenino?
—En esta primera fase decidimos que la inversión de La Liga en el fútbol femenino vaya destinada a que los clubes crezcan en estructuras de gestión y empiecen a tener más personal dedicado. Teníamos que acabar con el modelo, aún latente en muchos clubes, de presidente o coordinador que se encarga de absolutamente todo. Los fondos tienen que ir destinados a cubrir cuatro áreas básicas de gestión: coordinación general o gerencia con alguien formado en la materia; un responsable de marketing o comercial; un responsable de comunicación y redes sociales; y un responsable de temas contables, fiscales, financieros.
—¿Y el apoyo de Iberdrola?
—Va más destinado al crecimiento de la competición en cuanto a medidas de seguridad, de ambulancias, médicos, desfibriladores en todos los campos, mejora de los desplazamientos de los equipos. También, por ejemplo, a establecer un sistema de premios por méritos clasificatorios, que hasta la fecha era absurdo porque el campeón ganaba 1.200 euros y el segundo 900. Ahora se ha instaurado un sistema que desde el primero hasta el último, según clasificación, tiene un importe: si clasificas para la Copa tienes un plus, si clasificas para Champions otro, no es lo mismo, por ejemplo, acabar noveno que octavo. En todo caso, el destino del dinero es el ir creciendo sosteniblemente.
Exigencia de entrenadores con nivel III: «La élite tiene que requerir de élite»
—También deberán saber gestionarlo y dirigirlo ese respaldo.
—Para nosotros era muy importante que los clubes sean conscientes de que estas inyecciones económicas no van a durar eternamente. Es decir, ellos son los que tienen que comenzar a generar ingresos. Les vamos a ayudar en todo, pero ellos tienen que empezar a poder vender su producto, su club, su publicidad, a saber desarrollar su plan de marketing o comercial para poder ofrecer a las empresas. Y para todo eso hace falta un profesional de la materia. Lo mismo que para el desarrollo de redes sociales y comunicación es fundamental un profesional. Hay pruebas de clubes que han mejorado muchísimo, sobre todo en el caso de los más humildes.
—¿Cómo están trabajando con los clubes, sobre todo en el caso de los que no poseían estructuras, algo fundamental como la visibilidad?
—Lo que queremos es ir formándolos. Trabajamos con ellos con workshops especiales a nivel comercial y marketing, a nivel redes sociales y comunicación… El año pasado hicimos un curso de formación para todos los directores, coordinadores o directivos de los equipos de fútbol femenino, tratando muchísimos aspectos en cuanto a aspectos de visibilidad, también financieros, de trabajo en equipo, de scouting… tratando que ellos mismos vayan especializándose. Para nosotros la especialización y la profesionalización de las estructuras es clave, porque sin eso no se puede crecer.
—Hablando de profesionalización y de élite, de máxima categoría del fútbol femenino: no se exige que los entrenadores de Primera División tengan el nivel III (Profesional), sino II (Avanzado). Esto es un asunto de competencia federativa, pero qué opina al respecto.
—Estoy totalmente de acuerdo que no debiera ser como la normativa dice hoy, pues la élite tiene que requerir de élite. La normativa y los reglamentos deportivos incluyen bastantes deficiencias a la hora del trato al deporte femenino, al fútbol femenino en particular. Y éste es uno de los ejemplos. Son reglamentos que cuando se crearon estaban en un momento social diferente al actual. Pero evidentemente hay que adaptarlo. Estoy totalmente de acuerdo que para entrenar en Primera División femenina habría que tener la máxima titulación posible.
—¿Se está trabajando en ello?
—Evidentemente es una competencia de la federación, pero también está en nuestra hoja de ruta una serie de cuestiones que desde La Liga y los clubes vamos a ir demandando.
—¿Por dónde sigue la hoja de ruta de La Liga respecto al fútbol femenino?
—Por muchos sitios. Tenemos que empezar a debatir y trabajar en cuanto a requisitos para jugar en Primera División tanto a nivel estructural como instalaciones como a nivel de licencias. También en cuanto a los requisitos de los cuerpos técnicos. O la exigencia de tener médicos. Y un largo etcétera. Queremos seguir trabajando en cuanto al arbitraje, que es un asunto que ha mejorado mucho, pero hay que seguir creciendo.
—Respecto al tema arbitral el debate parece que se centra en más presencia de mujeres.
—Nuestra postura siempre ha sido la misma, queremos la máxima calidad posible; nos da igual que sean hombres o mujeres. Lo que queremos es que la máxima categoría esté dirigida por los mejores árbitros posibles.
—No es una cuestión de cupos, sino formación y capacidad independientemente de ser hombre o mujer.
—Evidentemente, yo soy un defensor del papel de la mujer en el fútbol y en el deporte. El caso es que la Primera División femenina no es un banco de pruebas. No podemos convertirlo en la categoría donde se testee. Hay categorías inferiores para ello. Arriba tienen que llegar las mejores o los mejores. Si son mujeres, pues todavía mejor. Lo que queremos es que quienes estén sean del máximo nivel.
—Uno de los grandes asuntos que se relacionan con el crecimiento del fútbol femenino, de la Primera División, son los sueldos de las futbolistas.
—Es uno de los grandes objetivos de todos estos proyectos. Crear una liga profesional no sólo es que las jugadoras cobren más o menos, sino que sea profesional a todos los efectos. Que todo lo que rodea la competición sea profesional. Y derivado de eso uno de los hitos es que las jugadoras puedan dedicarse profesionalmente. Evidentemente con las diferencias que hay con el fútbol masculino, porque a nivel de industria es absolutamente diferente. Este año ha habido varios hitos importantes: uno de ellos es que todas las futbolistas están cotizando a seguridad social. Sé que muchas jugadoras su nivel salarial lo han incrementado. Ahora, todo tiene que ser paulatinamente.
Este año ha habido varios hitos importantes: uno de ellos es que todas las futbolistas están cotizando a seguridad social
—¿Cómo se ajustan los mecanismos de control económicos para romper con fórmulas de proceder del pasado?
—Desde La Liga y la Asociación de Clubes se acordó instaurar un régimen de control económico a los clubes que participan en la Primera División femenina: no puede haber deudas con empleados, ni con administraciones públicas, ni con otras entidades; no puede haber presupuestos negativos; se ha acabado con el ‘te pago a tres meses y luego no hay dinero o si no te reduces no cobras’, se ha acabado con los contratos en B o el pago de dietas por kilometraje. Las tesorerías tienen que ser positivas. En favor de los clubes hay que decir que el dinero que reciben tanto de la federación como de La Liga es con carácter finalista, se les marca en qué se lo tienen que gastar.
—Lo que no se opera de forma sostenible puede ser un peligro.
—Lo fácil hubiera sido este año todo el mundo a cobrar siete u ocho mil euros al mes con este dinero, pero hubiéramos creado una burbuja artificial y hubiera explotado. Subrayo que tiene que ser un crecimiento sostenible a todos los efectos. Yo no quiero un caso como pasó en Suecia con el Tyreso, que pagaba una salvajada de dinero, que fichaba fuerte y hubo un momento que quebró. No estoy de acuerdo con ese tipo de formulas, que además no hubiera sido nuestro proyecto. Evidentemente, todos estamos trabajando para que las jugadoras llegue un momento que puedan dedicarse profesionalmente a esto. Para eso nos tienen que dejar trabajar todo el entorno.
—¿Estas medidas que se van implementando como las que sigan sumándose pueden ser un efecto llamada para las futbolistas españolas que están fuera o incluso para extranjeras? Por lo pronto, han regresado Vicky Losada, Marta Corredera, Natalia Pablos…
—Me consta que jugadoras que han estado viviendo fuera están viendo muy positivamente lo que está sucediendo en España. Han querido volver a España, y seguramente tenían opciones en buenas ligas europeas, porque ven que está pasando algo aquí y les está gustando. Estamos trabajando en la línea de construir una liga atractiva para todos los integrante de la competición y crear una liga hipercompetitiva. Es decir, el objetivo es tener una de las mejores ligas de Europa.
Estamos trabajando para que las jugadoras llegue un momento que puedan dedicarse profesionalmente a esto
—Lo incomprensible es que en un país futbolero y con talento demostrado se estuviera lejos de las grandes ligas del continente.
— El trabajo está en recortar ese espacio sideral que había con la liga inglesa, alemana, francesa o sueca. España no podía estar atrás. Creo que ya llegábamos tarde, nos llevaban mucho camino por delante, pero creo que estamos recortando camino bastante rápido. El talento español está fuera de toda duda; somos campeones de todo en categorías inferiores de fútbol femenino. Entonces, el caso es ordenar la casa y hacerla de forma que todo el mundo quiera venir a visitarla. Sólo nos faltaba trazar una estrategia y que alguien lo liderara. Y en eso creo que el papel de Javier Tebas debe ser recordado para la historia como gran impulsor de todo esto. Se mojó, ha invertido recursos y lo ha liderado y los clubes se sienten respaldados. Tenemos que inspirarnos en lo que ha pasado en el resto de Europa y actuar con mucha humildad, pero con muchas ganas y ambición de ir a por ellos.
—Grandes marcas del fútbol español han abierto sus estadios principales: El Calderón, el Ciudad de Valencia, la Romareda, el Colombino. Además, con muy buenas entradas. Lo que revela que como poco el fútbol femenino debe salir de los campos para 300, 500, 700 espectadores y mirar un poco más arriba.
—Hay varios mensajes importantes. Uno es que los clubes se están empezando a hacer cosas importantes; les apetece, les ilusiona y se ven capaces de organizar un partido en un estadio grande, que lleva mucho trabajo. No es sólo abrir las puertas y que entre la gente. Entonces, están viendo una serie de cuestiones positivas que les impulsa a hacer esto. Segundo, está demostrado que es un producto que interesa; está trabajado y está en condiciones óptimas. El buen trabajo de las jugadoras y de los clubes ayuda a la visibilidad. La media de asistencia va subiendo, va mejorando, sobretodo donde se comienza a cumplir con unos criterios atractivos para el aficionado. Pero como el resto de asuntos, esto también es algo paulatino.