La temporada 2018-2019 del Valencia CF Femenino queda para el análisis profundo interno. Cuestión de explorar entre las circunstancias y los números; de analizar y buscar respuestas y construir soluciones; y de dar forma al proyecto para el próximo ejercicio. Unas líneas generales, y obvias, que precisan ser abordadas. En ello estarán a buen seguro en la Fundación VCF y los responsables del femenino. Pero quede un apunte desde estas líneas para el Club, sea a Mateu Alemany, a Anil Murthy o quien corresponda: deben (obligación para una sección por la que se apostó hace diez años, que fue creciendo y que en las temporadas más sonrojantes del primer equipo masculino ha dado alegrías y excelente imagen de la marca VCF) dar un paso más y eso significa reforzar más la estructura en sí y, obviamente, elevar el apoyo económico.
En efecto se ha desarrollado una temporada 2018-19 gris o gris oscura, deconstruida por muchos aspectos desde la irregularidad de los resultados y sobre todo la identidad tibia del primer tramo del curso, de la acumulación de lesiones de gravedad, del complejo momento mediado el ejercicio que cerró con un 2018 flirteando con la zona de descenso extremadamente cercana, a un impulso con el comienzo de 2019 que llevó al equipo a subir y subir, replicando a todas esas circunstancias negativas, quedando incluso con opciones de luchar por lo que parecía un imposible de los puestos cuarto y quinto, a caer en una racha última de seis derrotas consecutivas con la destitución de Óscar Suárez en esa fase, tomando las riendas en una situación complejísima Carolina Miranda. El cierre del curso: octavo puesto con una suma de 35 puntos (8 victorias, 11 empates y 11 derrotas; con 41 goles a favor y 53 en contra en liga) para un plantilla pensada para estar entre los cuatro primeros clasificados.
Lo dicho: cuestión de analizar todo en clave de circunstancias y de números, porque el proyecto 2019-2020 ya avanza o debe hacerlo.
En ese escenario gris, en una temporada irregular, con resultado para nada dentro de los objetivos presumibles y lógicos dentro de la línea ascendente del Valencia CF Femenino en los últimos años, se pueden destacar figuras que han dado un paso al frente por momentos, que han refrescado o sido símbolo de brotes verdes.
Rostros reseñables
Carol Férez arrancó la temporada progresivamente rehabilitada de una lesión, cogiendo poco a poco ritmo de competición. La centrocampista de corte ofensivo de Sabadell, que llegó al club en la campaña 2014-2015, precisamente fue de los nombres que apareció con fuerza en el tramo de la temporada en la que el equipo despegó de aquella situación que tan cerca dejó el nombre del Valencia en la clasificación de los puestos de descenso. Llegó el arreón con la entrada 2019, desde sumar un empate contra el Español a hilvanar un periodo de siete jornadas logrando 17 puntos de 21 posibles con cinco victorias y dos empates. Tres goles y tres asistencias de Férez en ese tramo clave. En el total del ejercicio. Sus cifras se fueron a seis goles y cinco asistencias. A la postre, en liga sumó 2.096 minutos y otros 90 en el único partido disputado de Copa por el Valencia en la eliminatoria ante el Real Sociedad, que se llevó el conjunto donostiarra. Desde que llegó Carol Férez al Valencia cifra entre liga y Copa de la Reina 149 partidos y 35 goles.
En clave de gol, obviamente, es siempre subrayable el nombre de Mari Paz Vilas. La delantera internacional gallega llegó al Valencia en el curso 2013-2014 y deja desde entonces unos números de 175 partidos entre liga y Copa de la Reina y un montante de 123 goles (0,70 por encuentro). Detallando la presente campaña de tanta complejidad, Mari Paz Vilas se ha ido finalmente a los 14 goles (uno de penalti) ligueros, además de anotar el del 1-2 ante la Real Sociedad en la Copa de la Reina. Como el equipo en sí ha sido una campaña irregular, por momentos encontrando eso tan innato a ella como es el gol y por otros no. Ya se sabe aquello de las rachas. Por fases le tocó jugar más alejada del área y buscar opciones y dar alternativas al equipo en zona de tres cuartos ofensiva para generar opciones de pase. Mari Paz sumó un triplete (ante el Madrid CFF) y un doblete (en Huelva). De los 30 encuentros ligueros marcó en diez, además de la diana copera.
En clave goleadora, por cierto, se suma también el nombre de Zenatha Coleman, que llegó el pasado verano procedente del Zaragoza. Como el general de la plantilla: campaña irregular con grises y claros. Otro de los nombres que se subrayó especialmente en esa fase crítica de la temporada en la que había que alejarse de los puestos de descenso. Asistente por momentos y otros, cuando tuvo que marcar, le llevaron a celebrar siete goles. Mari Paz (14+1), Coleman (7) y Carol Férez (6) son las tres máxima anotadoras del equipo valencianista.
Reajustes obligados
Siempre ha estado ofreciendo lo mejor posible Natalia Gaitán. La centrocampista colombiana, capitana del equipo, y que ya suma cuatro cursos en el Valencia desde su llegada en 2015, se perfiló durante gran parte del ejercicio en su posición habitual de medio centro defensivo, prestando esa capacidad de trabajo y de experiencia en las tareas de recuperación y consistencia del equipo, y al tiempo distribuir. Las lesiones de compañeras, finalmente ya con la última de gravedad de Marta Carro, obligaron a que tuviera que adaptarse a la posición de central. Gaitán siempre es de las futbolistas que ayuda a subir el nivel, pues ella ya lo subraya dentro y fuera del césped. En clave de gol, la colombiana marcó una diana de penalti.
Y junto a ella, por cierto, destacable ha sido la actitud, las aptitudes y el rendimiento general de Cristina Cubedo. La central castellonense, que se recuperó de una lesión de rodilla, acabó entrando en el equipo quizás en un momento en el que todavía no había alcanzado una recuperación óptima o un tono de competición suficiente, como es lógico, pero desde el primer momento respondió con creces. Destacable la aportación de Cubedo, que sumó un gol, desde que entró en el equipo con la exigencia de responder de inmediato dadas las lesiones. Entre las jugadoras jóvenes, por cierto, también apareciendo de forma más regular desde la lesión de Marta Carro y Gio Carreras es destacable la aportación de Sara Medina.
De menos a más, dentro de ese marco de irregularidad general de la temporada, fue la aportación de Sandra Hernández. La canaria fue queriendo más y dando un paso delante de forma más reseñable en la segunda vuelta del curso. A la postre, también aportó en forma de goles tres dianas (los mismos goles que firmó Yanara Aedo), si bien lo notable vino en clave de asistencias.
En parte números, en parte sensaciones, de fondo en todo caso será clave el preciso análisis de lo sucedido para construir una nueva campaña que debiera volver a proyectar al Valencia CF Femenino hacia donde se le espera, y en eso es clave que el club vuelva a apostar de manera firme.