España no debe caer en la trampa que le ha puesto el Team New Zealand
OPINIÓN
El Team New Zealand dice que subasta la sede de la próxima edición de la Copa América y lo dice con la boca pequeña, pero montando un gran revuelo porque el Gobierno neozelandés ha dicho basta a que le sigan tomando el pelo.
Grant Dalton, el CEO del equipo neozelandés, ese del que siempre se ha dicho que su gran éxito es la austeridad, se ha dado cuenta desde que devolvió la Jarra de las Cien Guineas a su país, que la Copa América moderna es un gran negocio y, como si se tratara de un alumno aventajado de Ernesto Bertarelli se ha puesto a subastar la sede para sacar grandes réditos a la competición o al circo.
Que si Irlanda, que si Emiratos Árabes, que si España. El caso es que los pipiolos valencianos vuelven a caer en la gran trampa, que no es otra que utilizar a la ciudad de Valencia, a la Marina y al Real Club Náutico para revalorizar los 250 millones de euros que el «pirata» Dalton está pidiendo por ahí. Irlanda le ha mandado al carajo y Valencia, afortunadamente, también. Emiratos Árabes se deja querer, pero la falta de derechos humanos y el trato vejatorio a la mujer, lo desaconseja.
La pregunta es, ¿qué falta le hacía al Real Club Náutico de Valencia meterse en este nuevo charco? El no de Valencia a la Copa América ha hecho que Dalton comience a filtrar entre sus medios afines que ya está hablando con el Gobierno español para intentar que Barcelona ponga el campo de regatas. Todo a cambio de 250 millones de euros, que España no tiene, ni Valencia tiene, ni Barcelona tiene. Todo un despropósito del que no había ninguna necesidad.
Me imagino al director de la Marina de Valencia, Vicente Llorens, dirigiendo los entramados de la Copa América, revoloteándose como un pavo real por los pantalanes sin saber ni papa de vela, ni de Copa América.
El «fake» de que el campo de regatas se podía ubicar en Barcelona es el hazme reír de todo el mundo. La Alcaldesa Ada Colau no estaría preparada ni para eso ni para otras muchas cosas. Y es que este negocio de la vela es muy goloso para cualquiera que lo sepa llevar, pero lo que está claro es que con Grant Dalton de por medio mucho tendría que pasar para que cualquier sede se beneficiara.
Además, tanto Barcelona como Valencia ya tienen el prestigio ganado con la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 y de la Copa América de 2007.
En fin, que lo seguirán intentando hasta que la realidad les abra los ojos y tengan que claudicar y volver a su tierra, de donde nunca debieron salir, a defender la Jarra de las Cien Guineas.
La Copa América no debe ser un negocio subastado cada tres años y mucho menos si lo hacen los puristas del mundo de la vela.