ANÁLISIS
2021. Fracturada la incertidumbre respecto a la celebración de los Juegos de Tokio 2020, llegó el alivio para los deportistas, que alzaban la voz rotundos clamando por el aplazamiento de la gran cita del deporte mundial desde la pasada semana cuando el Comité Olímpico Internacional decidió aguantar y no posponerla pese a la brutal escalada de la pandemia global del coronavirus. El empecinamiento del COI empezó a tambalearse el pasado domingo; se atendió a nuevos escenarios, incluso con la boca pequeña al del aplazamiento y se señaló a una tiempo de no más de cuatro semanas para situar la nueva fecha. Pero el Covid-19 no frena y su mancha se extiende por todo el mundo. En menos de 48 horas, se concretó oficialmente que los Juegos de Tokio se esfuman de 2020.
Este pasado martes se produjo un conversación telefónica entre el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el presidente del COI, Thomas Bach. El mandatario nipón, dada la situación de extrema crisis sanitaria, dio el último empujón planteando el aplazamiento. Bach lo elevó al Comité Ejecutivo del organismo que preside y se aprobó oficialmente la suspensión de los Juegos (del 24 de julio y 9 de agosto en el caso olímpico, y del 25 de agosto y el 6 de septiembre en el paralímpico) este verano para trasladarlos a 2021, si bien no se concretó la nueva fecha exacta más allá de subrayar que no se celebrarán más allá del verano del próximo año. Abe deslizó ayer la opción de la primavera del próximo año.
La pandemia del coronavirus es la causa del cuarto aplazamiento en la historia de los Juegos Olímpicos de la era moderna (Atenas 1896). Los Juegos de Tokio 2020, en el marco de la crisis sanitaria del Covid-19, se posponen como ya sucedió con Berlín en 1916, Helsinki en 1940 y Londres 1944. En estos casos se dio por conflictos bélicos. Berlín por la Primera Guerra Mundial, y Helsinki y Londres por la Segunda Guerra Mundial.
«La propagación sin precedentes e impredecible del brote ha deteriorado la situación en el resto del mundo. En las circunstancias actuales y con base en la información proporcionada por la OMS, el presidente del COI y el Primer Ministro de Japón han concluido que los Juegos de la XXXII Olimpiada en Tokio deben reprogramarse para una fecha posterior a 2020, pero no más tarde del verano de 2021 para salvaguardar la salud de los deportistas, todos los involucrados en los Juegos Olímpicos y la comunidad internacional», se expuso en un comunicado conjunto del COI y del Comité Organizador de Tokio 2020.
Seguridad y economía
Los deportistas y las federaciones internacionales ya habían subrayado desde la pasada semana que, obviamente, no hay nada más importante que las vidas humanas, la salud y la seguridad por garantizar todo ello. Y, al tiempo, debido a la situación de aislamiento obligado para hacer frente al coronavirus, como una de las medidas activadas por los gobiernos de cada país progresivamente, se puso en valor el hecho de la imposibilidad de poder llevar a cabo una preparación acorde al deporte de élite y, que a la larga, permitiese alcanzar los Juegos, de haberse mantenido en las fechas programadas, en condiciones óptimas o incluso sin enfrentarse por el camino a lesiones. Más aún, la crisis sanitaria fue obligando en las últimas semanas al aplazamiento o suspensión de diversos acontecimiento deportivos clasificatorios para Tokio 2020.
La voz del mundo del deporte era prácticamente unánime, pero el peso de Estados Unidos también ha sido fundamental en la resolución del COI. En la víspera de que el domingo el COI comenzase a abrir el puño respecto a la posibilidad de aplazar, el Comité Olímpico y Paralímpico estadounidense (USOPC) ya advirtió que no enviaría a sus deportistas a Tokio 2020. La directora ejecutiva de USOPC, Sarah Hirshland, aseguró que esa sería la decisión norteamericana si no se garantizaba la absoluta seguridad. De inmediato, se sumaron Canadá, Australia o Noruega.
Este mismo martes, el USOPC solicitó oficialmente el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio al entender que es «el camino más prometedor» para esquivar las consecuencias del coronavirus y pidió al Comité Olímpico Internacional (COI) que tome «todas las medidas necesarias para garantizar que los Juegos se puedan llevar a cabo en condiciones seguras y justas para todos los competidores». Horas después se producía el contacto de Abe con Bach y se daba la noticia del aplazamiento.
En paralelo a lo puramente deportivo, un acontecimiento mundial como los Juegos está agarrado a fundamento económicos con contratos mil millonarios por derechos de retransmisión, apoyo de patrocinadores o becas nacionales, entre otros intereses. Los Juegos son un generador de negocio. A efectos del contrato televisivo, la NBC pagó 4.380 millones de dólares para los derechos televisivos del periodo 2014-2020 y ha vendido anuncios por 1.250 millones de dólares para las retransmisiones. Un gasto total de 5.600 millones de dólares. En Europa, Discovery tiene los derechos, pero habrá de renegociarse el contrato.
Tokio tendrá que dar respuesta, por ejemplo, a las familias que esperaban a ocupar los pisos de la Villa Olímpica tras los Juegos. Un total de 5.600 viviendas en la zona de Harumi en el barrio de Chuo. En 2019, ya se pusieron a la venta casi un millar de residencias con una lista de espera de 2.200. La ocupación se planteaba de forma progresiva hasta 2023.
El presupuesto de los Juegos se calculaba en más de 35.000 millones de euros. El Estadio Olímpico, por ejemplo, tiene un coste de 2.500 millones. En la Bahía de Tokio se dio forma a la piscina por valor de 500 millones. Infraestructuras, contratos de trabajadores, que, por cierto, tendrán que ampliarse dado el aplazamiento…
El Comité Organizador de Tokio (2021), el Comité Olímpico Internacional y el Paralímpico, los comités nacionales o las órganos de gestión deportiva de los diferentes gobiernos tendrán ahora que renegociar y hacer un ejercicio de reajuste, nada fácil, pero necesario, para lograr que el impacto de la crisis sanitaria y del aplazamiento de los Juegos sea el menor posible.
Las becas
El presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, aplaudió el aplazamiento de los Juegos de Tokio a 2021: «Se ha hecho algo que era de justicia. Esta pandemia está afectando a todo el mundo, también a los deportistas, y a nosotros nos ha afectado hace mucho tiempo. En esas condiciones, nuestros deportistas no podían competir en igualdad de condiciones con los de otros países que no la estaban sufriendo. La decisión del COI ha traído tranquilidad a todo el mundo, y la seguridad de que, para el movimiento olímpico, la principal prioridad es la salud de los deportistas».
Blanco, que mantuvo una conversación con la secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, quiso enviar un mensaje de apoyo a los deportistas españoles en cuanto al respaldo que tengan en adelante: «Que estén tranquilos. Vamos a seguir apoyándoles, van a seguir teniendo sus becas y todos los medios que necesiten para poder entrenar en igualdad de condiciones con el resto de deportistas de todo el mundo y para poder competir». En este sentido, el presidente del COE subrayó que en la actual coyuntura lo prioritario es «pasar esta etapa tan dura» por la que están atravesando todos los españoles y, a partir de ahí, «empezar una nueva vida pensando en el objetivo de seguir sacando buenos resultados en los Juegos Olímpicos».
Por su parte, el Comité Paralímpico Internacional y el Comité Paralímpico Español se mostraron favorables a la decisión tomada por parte del COI y el Gobierno de Japón de posponer los Juegos a 2021 con motivo de la crisis sanitaria mundial por el Covid-19. El organismo que preside Miguel Carballeda celebró que «la lógica y el sentido común» haya sido «lo que ha primado en esta ocasión». «Ya sólo se piensa en prepararlo todo para que 2021 sea un año extraordinario con Tokio como epicentro del deporte mundial», deseó.
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