La gimnasta leonesa se clasifica con holgura para la final de rítmica a sus 30 años y en sus últimos Juegos
La gimnasta Carolina Rodríguez se clasificó este viernes para la final del concurso individual de rítmica de los Juegos Olímpicos de Río. La deportista leonesa, de 30 años, elegante en sus gestos y movimientos, con gran expresividad en el desarrollo de sus ejercicios, figura como la finalista de mayor edad dentro del grupo de gimnastas que participó, formado por doce menores de 20 años, trece de entre 20 y 25, y la española, de 30. Lo destacable del asunto de la edad es más porque en esta disciplina las deportistas de 25, 26 años ya son consideradas veteranas, de modo que la leonesa subraya su gran estado de forma y cualidades para entrar por méritos propios en una final olímpica.
Carolina finalizó la ronda de clasificación en séptimo lugar y entró por derecho y con holgura en el grupo que se repartirá las medallas y los puestos de honor.
Rodríguez no sólo bate en Río el récord de gimnasta rítmica con mas edad, entre las participantes en cualquier edición de los Juegos, sino que pondrá el cierre a su carrera con una final olímpica con la que no se atrevía ni a soñar.
Rodríguez participó en Atenas 2004 como integrante del conjunto español (7º) y disputó Londres 2012 como individual, con la decimocuarta plaza como resultado final. «Sabía que si hacía bien el 75 %, estaría en la final salvo una catástrofe. Cuando he clavado las mazas, me he visto ahí», dijo la gimnasta, estandarte del Club Ritmo de León.
Carolina comenzó su concurso en la Arena Olímpica de Río con un 17,566 en su ejercicio de aro, de menor dificultad que el de sus rivales más cercanas pero con una ejecución muy limpia y una expresividad que agradecieron las jueces. Eso la situó en undécimo puesto tras la primera rotación.
Subió a un 17,750 con la pelota, y con ello a la octava plaza a mitad de concurso, pese a una falta de control en un bote al salir de unos pasos de ballet. Impidió que la pelota se escapara y con ello abordó los dos últimos aparatos en puesto de finalista.
«Tuve que mantener el temple con la cinta. Sólo pensaba en que no se me cayese, que no se me pegase la cuerpo. La humedad era terrible»
La española estuvo fantástica con las mazas (17,833), su composición más flamenca, con los aparatos a modo de banderillas y un control exquisito de sus lanzamientos.
Un paso de más para recoger la cinta fue de los pocos errores que cometió Carolina Rodríguez en su última presentación. Este aparato le dio la nota más baja, 17,366, pero el trabajo ya estaba hecho. «Tuve que mantener el temple con la cinta. Sólo pensaba en que no se me cayese, que no se me pegase la cuerpo. La humedad era terrible. Pero todo fue bien», comentó.
Su nota final fue de 70,515, en una clasificación que encabezó la rusa Margarita Mamun con 74,383.
La final como un regalo
Carolina, que se dirigió a sus padres, ambos sordomudos, en lenguaje de signos desde las cámaras de televisión para decirles que les quería, señaló que el formato de competición con los cuatro aparatos en una misma jornada le había resultado «muy cansado». «Estar todo el día en el pabellón ha sido difícil, pero mañana… otros cuatro ejercicios», celebró.
La gimnasta, novena en el último Mundial, indicó que su entrenadora de siempre, Ruth Fernández, la había ‘reprendido’ por ser «demasiado ambiciosa» y pensar en repetir este próximo sábado la misma séptima posición de este viernes. «Pensábamos que la de hoy podía haber sido nuestra última competición y tener la final de mañana es un regalo», aseguró quien dijo encontrarse «en el mejor momento», pero no tener «ninguna duda» de que aquí se acaba su carrera.
Entre quienes la vieron este viernes en Río competir, su novio, la familia de Ruth Fernández y la joven gimnasta Sara Llana, también del Club Ritmo.