La futbolista turolense del Valencia anuncia su retirada a causa de las lesiones de rodilla en un emotivo acto
La huella de Andrea Esteban en el fútbol femenino, también en el deporte en sí, es mayúscula. Futbolista genial, de esas que ofrecen cosas diferentes en el campo, que ven el juego más rápido y con mayor claridad… A sus 23 años, sin embargo, obligada por las lesiones en su rodilla (cinco intervenciones de ligamento cruzado anterior: cuatro en la rodilla derecha y una en la izquierda), la jugadora del Valencia ha anunciado este miércoles su decisión de decir adiós a la práctica del fútbol profesional.
Arropada por sus compañeras de equipo y cuerpo técnico, por el club en sí, por la federación valenciana, con representación del Levante, que fue su primer club en máxima categoría, al que llegó con 14 años, por sus amigos y, lógicamente, abrazada por su padres a comparecido ante la prensa para verbalizar esa despedida entre lágrimas no solo de ellas, sino de gran parte de los presentes.
El fútbol pierde una excelente jugadora, pero a buen seguro, formada técnicamente y con sus estudios de Fisioterapia resueltos, gana una gran entrenadora. De hecho, por ese rol técnico seguirá su camino en el mundo del fútbol.
«Seguramente nunca es un buen momento para decir adiós a una gran pasión por la que tanto has luchado y trabajado. Y más que ese adiós sea de forma prematura. Pero sí sé que siempre es un buen momento para dar las gracias. Y hoy las doy a todos por estar aquí, en un día tan especial y tan duro para mí», ha comenzado Andrea.
«Quiero empezar con una pregunta que muchas veces ha pasado por mi cabeza ¿cambiaría mi carrera como futbolista por cualquier otra? Después de pensarlo mucho, mi respuesta sería no. Y esto lo tengo muy claro, porque gracias a todo lo que he vivido durante estos años he aprendido una serie de valores que me hacen ser la persona que soy a día de hoy», ha expresado la turolense.
Andrea Esteban ha explicado respecto a la decisión de tener que dejar la práctica del fútbol profesional que hasta la última lesión, de la que fue operada hace unos meses, siempre «había sentido que podía volver a disfrutar del fútbol sin dolor, sin molestias, sin miedos, sin preocupaciones. Siempre he trabajado con ese objetivo en mi cabeza que hacía que todo lo demás se borrase de mi mente. Y es que el fútbol me lo debía y pensaba que la recompensa tarde o temprano iba a llegar. Pero lo más duro del día de hoy, personalmente, es darse cuenta que en el fútbol no existe una relación directa entre esfuerzo y recompensa».
La aragonesa ha considerado que pese a los duros momentos vividos en el fútbol con las lesiones, y también en el terreno personal, al final «he recibido una recompensa enorme y muy valiosa. Gracias a esos momentos he conocido a muchas personas que son un pilar en mi vida y que me han acompañado y sostenido en este camino. He intentado absorber y aprovechar todos los aprendizajes que me daba el fútbol viviéndolo desde fuera. Y he vivido cada lesión y cada operación como una oportunidad para seguir creciendo, para llegar a ser mejor futbolista y mejor profesional».
Además, ha añadido respecto a su trayectoria que ha disfrutado y disfruta del fútbol «desde fuera como entrenadora y me he formado y me formo con cada lesión como fisioterapeuta. Todo esto me ha ayudado a tomar la decisión de parar, de pensar en mi futuro, de mirar la balanza y darme cuenta de que, a día de hoy, está muy descompensada».
«Me doy cuenta de que me siento muy tranquila y orgullosa de haber podido dar hasta lo último que tenía en el cuerpo para poder lograrlo. Tengo la conciencia muy tranquila de que aquellos aspectos que estaban bajo mi control, porque ofrecí siempre mi máximo rendimiento e implicación. Si volviese atrás no sería capaz de mejorarlo, y creo que ese tendría que haber sido mi objetivo final desde el principio: no encontrar ningún pero. Hoy, me encuentro feliz. Siento que empiezo a vivir el fútbol de otra manera; y lo más importante es que me gusta, me ilusiona y me llena», ha argumentado.
La futbolista ha agradecido al Valencia por lo arropada que se ha encontrado desde que llegó, al Levante por la oportunidad que le dio con 14 años, recordando aquellos 1.000 kilómetros semanales que hizo con su padre cada semana para ir a los entrenamientos entre Teruel y Valencia entre los 14 y los 18 años cuando ya se instaló en la ciudad del Turia. Además, ha recordado y agradecido su paso por las categorías inferiores de la selección española, al tiempo que ha trasladado el agradecimiento a la autonómica valenciana por la oportunidad de formarse también como entrenadora.
El momento más emotivo llegó cuando se dirigió a sus padres y recordó a su hermana: Gracias mamá, gracias papá. No soy capaz de encontrar la manera de poder llegar a agradeceos todo lo que habéis hecho por mí. Hicisteis posible que fuese capaz de llevar a cabo mi sueño de ser futbolista. Solo a vosotros se os podía ocurrir hacer más de 1.000 kilómetros semanales durante 4 años para que tuviese la oportunidad de competir. Cada viaje se hacía sin ningún pero, con toda la ilusión y con todo el cariño del mundo hacia una hija que lo estaba dando todo por intentar recompensarles ese gran esfuerzo. En 2015, la vida nos golpeó muy fuerte y fuimos capaces de continuar, de no paralizarnos ante tanto dolor, de unirnos más todavía. Estoy totalmente segura de que Cristina está aquí, sentada a vuestro lado, orgullosa de nosotros, siendo la primera en arrancar un aplauso para su hermana pequeña, que dice adiós a aquello con lo que siempre soñó».
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