La jugadora del Valencia, ejemplo de superación y trabajo incondicional, vuelve a sentirse futbolista tras salir de la sombra de las lesiones
La emoción rasgada por la alegría de ver que alguien vuelve a abrazar fuerte aquello de lo que se enamoró de bien niña. Y el desarme interior y verdadero y pleno de felicidad de quienes conocen —conocemos— de cerca a esa figura especial. Aplausos. Emociones. Sentimiento. Mucha verdad. Incluso rebuscando en lo musical, un quejío flamenco y lágrimas por quien vuelve a sonreír. Sucedió durante el partido de fútbol femenino entre el Valencia y el Rayo Vallecano. Andrea Esteban entraba al campo, a jugar, a competir, a volver a ese anhelado sentirse futbolista, que es lo que siempre ha querido.
Minuto 60. Los sesenta segundos anteriores a mezclarse con el césped ya fueron antesala de lo especial. Un temblor nervioso y sano de la futbolista turolense por el regreso. Y el verla de pie, a la altura de la línea central del campo, un remover todo tipo de sensaciones y emociones en sus padres que no se perdieron la vuelta. Y en el momento de entrada, de poner el primer pie dentro de campo, el público y compañeras aplaudiendo a una persona que ha tenido que levantarse de demasiados golpes con sólo 22 años. Pero se levanta; siempre. Andrea, que lleva la sonrisa puesta, aunque también le han caído demasiadas lágrimas por los adentros y por fuera —graves lesiones de rodilla, peores circunstancias personales—, es un ejemplo de superación y de trabajo incondicional mayúsculo por seguir realizando su pasión futbolística.
Su equipo, el Valencia, ganaba 4-0 al Rayo ya en el minuto 48 en la jornada 27 de la máxima categoría de fútbol femenino. Su entrenador, Jesús Oliva, ya le había dado la orden de calentar. Iba a volver, a regresar. «Estaba igual de nerviosa que cuando me lo dijeron y tenía 15 años y estaba en el campo del Collerense. Exactamente igual de nerviosa. Creo que lo que más me ha costado ha sido controlar desde que sabía que podía tener minutos y podía jugar el partido. Controlar esos nervios de llevar tanto tiempo fuera del campo no es fácil y creo que al final en el momento tocas dos balones se te pasa. Pero hasta que no he tocado el primer balón, si me ponías un marcapasos lo rompía», cuenta Andrea Esteban Catalán (Teruel, 29/2/1996) a Visibilitas.

«Llevo prácticamente dos meses haciendo los entrenamientos completos con el equipo y eso te dice que la rodilla responde y acepta las cargas de las sesiones. Tuve la oportunidad de ir convocada en el partido contra el Sevilla —el pasado 31 de marzo de 2018—, aunque al final tal y como transcurre un partido es más fácil o menos dar minutos y no fue entonces. Pero sabía que estas dos semanas siguientes había entrenado bien, había tenido otra semana con el parón por selección para ponerme más a tono y coger más ritmo y más chispa. Y cada semana que pasa las posibilidades aumentan porque me siento mejor. Sabía que podía ocurrir y así ha sido», dice orgullosa.
Y del calentamiento y la llamada para entrar al campo, el hecho en sí. Sucedió. Andrea volvió a competir con media hora por delante: «En el momento que he pisado el campo y he visto el aplauso y apoyo de la gente que había, de las compañeras, del equipo técnico, del equipo médico, de los aficionados,… ha sido muy emocionante. Al final ves que ellos saben que has pasado algo muy complicado, muy duro, que se ha superado. Y gusta y llena ver como lo saben, te lo agradecen y la verdad es que me ha dado mucha tranquilidad. Todos querían que disfrutase y eso te hace estar más tranquila, sabiendo que tienes el apoyo de todo el club y hace que intentes relajarte un poquito más».
«Todo el mundo sabe que me lo he ganado, que me lo he currado, que nadie me ha regalado nada, que me he ganado volver a disfrutar»
Sensaciones. Sentimientos. Un erizarse la piel, porque desde los adentros había un grito claro que le decía que volvía, que regresaba. Y por la mente, recuerdos, un escrutinio rápido de lo que queda en el camino. «Me ha pasado por la cabeza de todo y me he emocionado al pensar todo lo que he pasado para llegar a ese momento: por todos los entrenamientos al margen del grupo; por todos tus entrenamientos sola sin que nadie te vea; por los lloros después de ver que todo el esfuerzo ha tenido su recompensa; por volver a sentirte futbolista; porque llevas mucho tiempo que al final tú te lesionas y la gente te conoce y los primeros días y semanas tienes gente a tu lado que te pregunta, que te anima, que te apoya, pero llega un momento en el que tu rutina es levantarte, irte al gimnasio, por la tarde seguir en el gimnasio, intentar cuidarte al máximo, sumar… y eso es difícil que la gente lo vea», repasa.

Cuestión de la ‘soledad’ del deportista que se recupera fuera de la rutina del equipo y que, de alguna forma, ‘desaparece’. «Hay momento muy duros, que cuando has pasado todo lo que he pasado yo pues es complicado cuando parece que es la temporada y tienes que volver a luchar contracorriente y tener que volver a currártelo aún más, tienes que volver a estar al ciento por ciento, a que todo gire alrededor de la rodilla sin que eso te esté dando las alegrías que te tendría que dar. Y te pasa por la cabeza de todo, te cae una lágrima, te tiemblan las manos, te tiemblan las piernas, llega el primer balón y dices ahora qué hago (sonríe)… Pues te dices haz lo que haces siempre. Al final tienes gente en la grada que te quiere, que ha sufrido todo por ti, gente que lo ha pasado todo contigo, que ha pasado malos momentos, con la que te has cabreado, porque al final pagas todo, y sabes que esa gente ha sufrido y sabes que para esa gente lo es todo verte ahí».
El deporte es cuestión de sensaciones, de esos momentos interiores que dicen a las claras al deportista cómo se encuentra: «Mis sensaciones son muy buenas. Obvio que no estoy al ciento por ciento, como es normal, pero sí es verdad que nunca hay una semana que diga «no he avanzado». Cada entrenamiento es dar un pasito, cada semana es decir estoy mucho mejor que la semana pasada, ese es el ritmo. Llevo casi dos meses entrenando normal cuando llevaba casi dos años sin poder hacerlo entre unas cosas y otras. Es coger continuidad y en cada entrenamiento saber que lo he aprovechado. Estoy más libre, vuelvo a ser yo, estoy disfrutando y creo que ése es el camino a seguir».
Ante el Rayo Vallecano, partido que recordará siempre, tuvo media hora. Buscó disfrutar, no pensar en la rodilla, sumar para el equipo valencianista y hacer las cosas prácticas y fáciles. «Necesitas confianza y eso te lo da jugar fácil y luego cuando tengas confianza empezar a atreverte a hacer más cosas. Quería disfrutar, era el objetivo y lo he hecho, porque ya tocaba, y no pensar más allá».
«Estoy más libre, vuelvo a ser yo, estoy disfrutando y creo que ése es el camino a seguir»
Revelador de lo que significa Andrea Esteban lo que sucedió al final del partido. Futbolista habilidosa, de unas cualidades singulares, tremendamente necesaria para un equipo de primer nivel. Pero su rasgo humilde y veraz, su perfil humano atrae sin duda alguna. Cuando concluyó el partido, lógicamente recibió la enhorabuena y felicitación de sus compañeras, pero también de las jugadoras del Rayo y los aficionados: «Te das cuenta de que gente que no te conoce te sigue, que te dan la enhorabuena y son jugadoras que nunca has coincido con ellas, ni tienes amigas en común… al final saben más o menos lo que has pasado y ven en ti un ejemplo de superación, de currártelo, de constancia y esas palabras y abrazos son sinceros. Personas que quizás sólo saben de ti lo que sale en medios o lo que les pueden contar y te siguen».
«Todo el mundo sabe que me lo he ganado, que me lo he currado, que nadie me ha regalado nada, que me he ganado volver a disfrutar. Y para mí eso me llena. Ver gente en la grada que te ve como un ejemplo, que te escribe es indescriptible… pero no lo hago por eso, lo hago por mí, porque me lo he currado. Y si con eso puedo ayudar a mucha gente a superar sus lesiones, a que vea en mí un ejemplo de que las cosas si te las curras te llegan, pues me llena y hace que pase lo que pase todo valga la pena. La verdad es que eso me da mucha alegría», concluye emocionada Andrea, que, en efecto, está de vuelta.
Fotos: Juan Catalán/VCF
Andrea Esteban refuerza su apuesta por el fomento del fútbol femenino
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