La levantadora sube por fin a un podio olímpico, mientras espera que le confirmen el oro que en Londres le arrebataron tres tramposas
Por fin subió al podio olímpico Lidia Valentín. Un bronce cuajado en limpia competición en Río, mientras espera la confirmación por parte del COI de aquel oro que se ganó en Londres 2012, pero que hasta tres tramposas, al tiempo cazadas en su dopaje, le relegaron entonces al cuarto puesto —en Pekín 2008 ya hizo un quinto puesto—. La levantadora española confía en que pronto contará con las dos medallas olímpicas en la categoría de 75 kilogramos.
Una, de hecho, la de bronce, ya la recogió con una mirada brillante este viernes. La de oro de Londres todavía está en proceso de oficialidad, retardada por los trámites burocráticos que deben corregir el podio de los Juegos de 2012. Pero suyo ya es el bronce de Río, que además contiene un componente histórico, al ser el primer metal olímpico de la halterofilia española.
En la foto final de aquella cita olímpica londinense aparecen la kazaja Svetlana Podobedova, la rusa Natalya Zabolotnaya y la bielorrusa Iryna Kulesha. Las tres fueron acusadas recientemente de dopaje. El pasado 15 de junio la Federación Internacional de Halterofilia comunicó, tras el reanálisis de las muestras recogidas hace cuatro años en la capital inglesa, el positivo de la primera clasificada, la levantadora de origen ruso Svetlana Podobedova.
A ese positivo le siguieron los de Zabolotnaya y Kulesha. Fueron desvelados el pasado 27 de julio, dos días antes de que Lidia Valentín emprendiera el viaje desde Madrid hasta Río de Janeiro.
En la cita olímpica carioca no compitió ninguna de las adversarias que le negaron, «con trampas», la posibilidad de ascender al primer puesto del podio en Londres 2012. «La que tenía que haber estado ahí era yo. Me quitaron el momento de verme en lo más alto, de escuchar el himno de mi país y de haberme emocionado», denunció la deportista de Camponaraya.

En Londres, pese a las sospechas, debió aceptar el cuarto puesto con el que mejoraba su actuación en Pekín 2008, donde fue quinta. Este viernes, en cambio, los méritos acumulados a partir de las 15.30 horas, cuando se produjo la presentación de las ocho integrantes del Grupo A en el Pabellón 2 de Riocentro, la condujeron hasta el tercer cajón del podio, con un total de 257 kilogramos. Es la suma de los 116 que levantó en arrancada y los 141 que alzó en dos tiempos.
Ese registro la situó tras la norcoreana Rim Jong-Sim, campeona olímpica en la categoría de 69 kilogramos cuatro años atrás y vencedora este viernes siendo seis kilos más pesada, y con una cifra que mejoró en 17 kilos al de la española. Ninguna mujer había logrado antes lo que Rim hizo este viernes. La levantadora de Pyongyang, de 23 años, es además la primera deportista de su país que gana dos oros.
Aunque el dominio de la asiática fue incontestable en la séptima jornada de competición para la halterofilia, Lidia Valentín despidió su actuación con una sonrisa y un corazón. La berciana, de 31 años, pudo, por fin, fotografiarse en el podio. Lo hizo como tercera, al lado de Rim Jong-Sim y de la bielorrusa Darya Naumava, quien levantó un kilo más que la española.
Lidia Valentín pasará a la historia como la primera levantadora española que consigue una medalla en unos Juegos Olímpicos. Pronto desea que ese número se vea multiplicado por dos: está a la espera de que el organismo presidido por Thomas Bach reconozca su éxito en Londres. Es una medalla que «me sabe a oro». En relación a la lesión que sufrió el pasado año, pero de la que se recuperó perfectamente a tiempo de llegar a Río dijo que «hace un tiempo no sabía si iba a estar aquí compitiendo y hoy soy medallista».

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